El triplista sevillano

M.B
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Raúl Pérez jugó en el Fórum Valladolid de 1997 a 2002. El alero anotó 770 triples con un 43% de acierto en la ACB. El Caja San Fernando retiró su número, el 9. Ahora es el responsable de relaciones institucionales del Real Betis Energía Plus

Raúl Pérez, con la camiseta del Fórum. - Foto: ACB Photo

A los 10 años, jugando en la playa en Conil con su hermano, el jefe de cantera del Betis quiso que ese mismo verano hiciese una prueba con los béticos, pero su padre entendió que aún era muy joven. Un poco más tarde, probó con el Sevilla, estuvo a punto de entrar en el club, pero al final se quedó en los Escolapios, con los que recorrió la provincia sevillana dando patadas a un balón de fútbol sala. Porque Raúl Pérez, pese a jugar 17 temporadas en la ACB, pese a llegar a ser internacional absoluto con Lolo Sainz o pese a levantar de sus asientos a los aficionados de Pisuerga durante cinco años, no tocó un balón de baloncesto casi hasta los 17 años. «Era el tercero de cuatro hermanos. Nací en Carmona pero a los 4 años ya estaba en Sevilla y empecé en el mundo del fútbol sala y del fútbol, jugando de delantero y de medio centro», echa la vista atrás el que hoy es responsable de relaciones institucionales del Real Betis Energía Plus, triplista confeso y reconocido.

Raúl Pérez comenzó tarde en el mundo del baloncesto. Casi de forma anecdótica -«de los 16 a los 17 años crecí diez centímetros. Jugaba pachanguitas, y un amigo de la familia montó un equipo para hacer de sparring del CNSevilla. Fuimos, jugué y su entrenador me dijo si quería quedarme con ellos», resume-. 

Así empezó su carrera. En 1988 estuvo en el CB Coria. Vivía en Nervión y pasaba entre 2 y 3 horas entre autobuses y camino a pie para entrenar. «Empecé a descubrir el triple y Alberto Pesquera se fijó en mí», añade. Y en 1989, justo cuando habría aprobado unas oposiciones para Caja Postal, el Caja San Fernando le tentó con un contrato de dos años: «Mi padre siempre me decía que unas oposiciones eran para toda la vida, pero arriesgué y aposté por el baloncesto».

Pasó casi toda la temporada en blanco. Estuvo a punto de irse al Atlético de Madrid y al Cartagena, pero se quedó. «Al final debuté porque Javier García se había operado de una hernia», recuerda. Y lo hizo sin fallo en sus lanzamientos en esos primeros encuentros de un playoff con el Mayoral Maristas de Javier Imbroda.

De 1989 a 1997 vistió la camiseta del Caja San Fernando, con años de muchos encuentros y otros casi de ostracismo. Hasta que llegó Gustavo Aranzana y se lo trajo a Valladolid: «Él e Imbroda siempre me habían querido. De hecho, en el sexto año en Sevilla firmé con Málaga, pero el Caja igualó la oferta. Al octavo, Higinio Alonso, mi representante, me comunicó que el Fórum me quería tres años. Y para allá me fui».

En Valladolid jugó 168 encuentros y anotó 1.808 puntos. Convirtió 325 triples -de los 770 que hizo en la ACB-. Y disfrutó. «Recuerdo mi primera pretemporada en el Pinar; a Pepe Catalina de delegado y como me ayudó los primeros días; el fresco de las mañanas de agosto y que me costó adaptarme», se arranca. Tampoco olvida que hubo problemas económicos, pero que se arreglaron. Y asegura que el equipo era una piña nacional: «Carles Marco, Llorens... eliminamos en cuartos al Real Madrid en la Copa del Rey de Pisuerga y caímos con Valencia; los viajes por Europa, con Lavodrama, Lalo y Sergio Luyk...».

Conocía a Enrique Raposo y su familia, con la que le sigue uniendo una gran amistad; y vivió un mes en el hotel que él regentaba, el Enara; antes de trasladarse a la calle Santiago durante dos años. Los tres últimos lo hizo en Parquesol, donde se compró un piso.

En 2002 estaba a punto de renovar, pero el Caja San Fernando le propuso volver a casa por dos campañas. Y lo hizo. Era ya veterano y llegó a compartir capitanía de los sevillanos con Carlos Cazorla. Aunque Manel Comas le comentó que había una opción de seguir tras cuatro campañas, al final se fue a Los Barrios en la LEB, con Moncho Fernández y algunos excompañeros.

Lo dejó en 2007. Quería estar con su familia y ver crecer a su hijo. Su club de toda la vida le rindió un merecido homenaje, retirando el dorsal 9 que siempre había lucido. Y a los pocos meses entró como responsable de relaciones institucionales, puesto que ahora mantiene en el Real Betis Energía Plus. 

A Valladolid ha vuelto en varias ocasiones. En una quedó con Montañez, Llorens y Carles Marco. También estuvo en la despedida a Lalo García. Y algún que otro verano.

En la memoria de Pisuerga siempre quedarán sus triples. Aquellos que hacían una parábola eterna y que caían con nieve. Tirador nato.

El 12 de julio de 1997 firmó dos contratos

Raúl Pérez bromea con la fecha de su fichaje por el Fórum Valladolid. El técnico de los morados, Gustavo Aranzana, llevaba algunos años intentando hacerse con sus servicios y, por fin, al acabar la temporada 1996-97 lo conseguía. Tras fructificar sus negociaciones, el 12 de julio de 1997 firmaba el contrato con los pucelanos. Ese mismo día se casó con su mujer, Mercedes. «Así que firmé dos contratos ese día», señala como anécdota el sevillano.