Detenido un narco colombiano y su prima por traficar con 106 gramos de cocaína en roca

A. G. Mozo
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Carlos H.O.V. dejó Valladolid tras pasar por la cárcel por narcotráfico · Ahora, instalado en Palencia, abastecía a pequeños camellos · Podrían haber vendido más de 400 dosis y obtener unos 8.000 euros

Material intervenido por la Policía en la Operación Fiestas. - Foto: Policía

Carlos no aparecía por Valladolid desde hacía mucho tiempo. Tras su detención, en julio de 2008, y su posterior condena por tráfico de estupefacientes, nadie había vuelto a saber de él. Hasta que, a principios de este año, los equipos antidroga de la Brigada de Policía Judicial detectaron su presencia. Había un colombiano que estaba abasteciendo de droga (cocaína, fundamentalmente) a pequeños camellos de la ciudad y resultó ser Carlos H.O.V.; a sus 44 años, volvía a las calles. Los agentes del Grupo III y VIII se ponían tras sus pasos.

No fue hasta este septiembre cuando se decidió actuar. Carlos H.O.V. se había ido a su país y, a su regreso, se volvió especialmente activo tanto en Palencia, en donde se instaló junto a una prima -la otra detenida, María Pilar M.V.- a su salida de prisión, como en ‘su’ Valladolid, ciudad en la que aún mantenía contactos suficientes para vender su cocaína. Coincidía además con la época de fiestas de ambas capitales, días en los que el consumo de estupefacientes se multiplica.

No obstante, la denominada Operación Fiestas no se ejecutó hasta que, el lunes, se consiguió sorprender a los dos primos en uno de sus viajes a Valladolid, presuntamente, a una venta de droga. La Policía les interceptó en plena carretera de Madrid, en su coche, y encontró 30 gramos de cocaína (cantidad suficiente para elaborar 120 dosis), que la mujer llevaba escondidos en su ropa interior, dentro a su vez de un preservativo.

A continuación, tras obtener la pertinente orden judicial, se efectuó un registro en un piso del barrio del Ave María, de Palencia. Allí, los investigadores hallaron otros 76 gramos que, como los otros 30 estaban en roca, es decir, con una pureza que, presumiblemente, será muy alta, por lo que, luego, los camellos -sus clientes- podrían convertir los 106 gramos en hasta el triple de esa cantidad.

Más de 400 dosis de coca. Especulaciones al margen, lo que sí está claro, según informaron fuentes policiales a este diario, es que de esos 106 gramos de coca se habrían sacado unos 8.000 euros de beneficio para los traficantes, a razón de unos 20 euros por cada una de las más de 400 dosis que se podrían obtener.