En el año 1954, en la Carretera de las Arcas Reales, camino del Pinar de Antequera, se inaugura el colegio Nuestra Señora del Rosario, diseñado por el prestigioso arquitecto Miguel Fisac. La Orden de los Dominicos quería abrir en Valladolid un seminario para proveer a la orden de misioneros predicadores.
Sesenta años después, el colegio sigue manteniendo su identidad dominicana junto a su lema ‘Veritas’ (la Verdad). Así, tal y como explica el director, Javier Grande González, desde este colegio «seguimos buscando la Verdad allí donde esté». En la misma línea de la tradición dominicana, valoran el estudio como esfuerzo, las facultades intelectuales y el silencio creativo como medio imprescindible para la reflexión, búsqueda y estudio de la verdad. Por ello, «se mantiene un espíritu de exigencia académica, a la vez que se anima a los alumnos a valorar el estudio y trabajo diario», determina.
Este colegio, adscrito a las Escuelas Católicas de Castilla y León, es un centro Educativo que abarca la enseñanza desde Ludoteca hasta Bachillerato y Ciclos Formativos de Grado Superior: cuenta con amplias aulas y galerías muy luminosas repartidas en dos pabellones, todas en planta baja. A pesar de su amplia extensión resulta muy acogedor y familiar, resultando un centro educativo de una sola línea y esto posibilita que todos los alumnos se conozcan entre sí.
Por otro lado, el compromiso con las familias es parte primordial de la identidad de nuestro colegio. Comienza con la Ludoteca (entre 12 meses y 3 años, no concertado), Educación Infantil (entre 3 y 6 años, concertado), Educación Primaria (entre 6 y 12 años, concertado), Educación Secundaria Obligatoria (entre 12 y 16 años, concertado), y acaba con el Bachillerato (entre 16 y 18 años, no concertado), junto con el Ciclo Formativo de Grado Superior (no concertado).
Bachiller. El colegio apuesta por el Bachillerato, etapa fundamental en la educación de los alumnos, como continuación a la Secundaria y puente entre ésta y la universidad. El profesorado que imparte el Bachillerato es el mismo que lo hace en el segundo ciclo de ESO (3º y 4º), lo que nos permite un seguimiento muy personalizado de la evolución de nuestros alumnos en toda la etapa escolar. Cabe destacar que mantienen el Bachillerato a pesar de tener una sola línea en ESO, una circunstancia que permite que los grupos de las asignaturas optativas sean muy reducidos, «lo que permite un seguimiento más personalizado».
Además, en función de los deseos y necesidades de alumnos y familias, abrimos la posibilidad a varias Modalidades (Ciencias Sociales, Ciencias de la Salud, Tecnológico); es decir, «nuestros alumnos pueden elegir, tras acabar el Bachillerato, casi cualquier carrera universitaria de las que se pueden realizar en España». Respecto a los resultados académicos, sus alumnos «están a la altura del resto de los alumnos de la ciudad en las Pruebas de Acceso a la Universidad».