El Real Valladolid dormirá hoy como líder de Segunda División. Lo será, como poco hasta las tres de la tarde del domingo, cuando concluya el derbi canario. Si Las Palmas puntúa, el primer puesto será para el equipo amarillo. Por la tarde, el Betis también podría arrebatárselo si gana en Anduva al Mirandés. Pero más allá de lo que le duré el liderato al equipo blanquivioleta, lo mejor será ver si lo visto hoy en Zorrilla es sueño o realidad.
Porque el Pucela volvió esta tarde a ser ese equipo que se sabe grande, obligado a pelear por el ascenso directo como pocos de sus contrincantes. Ese equipo que no se resquebraja por mucho que el Sporting achuche. Los de Abelardo, pese a lo abultado del marcador, demostraron por qué llevaban solo una derrota en toda la liga. Son un muy buen equipo al que hoy le pasó por encima el Real Valladolid de las grandes ocasiones.
Hernán Pérez, ovacionado. Ayudó, y mucho, la genial actuación de un Hernán Pérez, que encandiló a la grada y demostró el porqué de la buena fama que le precedía. Desborde, habilidad y, sobre todo, calidad. Mucha calidad, como la que demostró en el primer gol, recibiendo un gran pase de Leao al borde del fuera de juego, controlando con el pecho y batiendo por bajo a Alberto García. Y mucha habilidad, como la que desplegó en la jugada del 2-0, retando con sus amagos al defensa y poniéndole un balón de oro en la cabeza a Óscar. El paraguayo salió ovacionado de Zorrilla y con el cartel de titular indiscutible de la mano.
Rubi, que ante las ausencias de Pereira y Mojica, volvió a apostar por el 4-3-3, eligió a Hernán Pérez para el extremo derecho y situó a Óscar Díaz en el izquierdo, dejando a Óscar González en la zona del ‘falso nueve’ y colocando en el trivote a Rubio, Leao y Timor. Por detrás, la defensa de gala (Chica, Valiente, Rueda y Peña) y Javi Varas.
El partido le salió redondo al equipo blanquivioleta. Cuando más apretaba el Sporting, al inicio del partido, llegó el gol de Hernán Pérez (minuto 16) y antes de que los asturianos pudiesen reaccionar, en el 26, Óscar hacía el segundo. El 2-0 dejo al borde del ko al equipo rojiblanco, que se recompuso en el vestuario. En el primer cuarto de hora del segundo tiempo asedió la portería blanquivioleta, pero no llegó a firmar grandes ocasiones de gol. El Real Valladolid se defendía con mucho oficio y dejaba pasar los minutos, sabedor de que, al más mínimo descuido, sentenciaría el asunto. Hubo que esperar hasta el minuto 81, pero el disparo de Timor terminó por tirar a la lona a los bravos jugadores de Abelardo.
El sueño blanquivioleta era completo. Gran tarde de fútbol, gran resultado, el hallazgo de una nueva estrella… y el liderato sabatino.