La pintura como enigma

M.C. Sánchez
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Los últimos análisis realizados sobre algunas de las obras de Jheronimus Bosch cinco siglos después de su muerte han resultado ser una fuente inagotable de sorpresas y controversia sobre su supuesta autoría

 
Jheronimus Bosch, El Bosco, siempre ha sido sinónimo, en el caleidoscópico y apasionante universo del Arte, de genialidad y misterio. Sin embargo, a punto de cumplirse cinco siglos de su muerte, los enigmas que rodean al maestro holandés cobran más fuerza que nunca, convirtiendo esta fecha redonda en la excusa perfecta para desenterrar sus secretos. 
Desde que el Noordbrabants Museum de Bolduque, la ciudad natal del pintor, y el Museo del Prado anunciasen la celebración este 2016 de las mayores exposiciones organizadas sobre su obra, las noticias relativas a nuevas atribuciones y pérdidas de autorías de sus lienzos no han parado de surgir. Unas informaciones que tienen su origen en el Bosch Research and Conservation Project, el equipo de investigación creado en torno a la producción del genio con motivo del 500 aniversario de su fallecimiento. Consciente de que solo Róterdam cuenta en su haber con obras del artista, Holanda ofreció a otras salas internacionales el estudio y restauración de las suyas a cambio de que las cediesen para su exhibición en el Noordbrabants. 
El resultado: Jheronimus Bosch, visiones de un genio, una muestra que se inaugurará el próximo día 13 y que reúne 20 pinturas y 19 dibujos, además de 70 ejemplos de arte medieval de los siglos XV y XVI, llegados del Louvre, el Prado y la Galería veneciana de la Academia Grimani, entre otros. A este montaje se sumará otro en España titulado El Bosco. La exposición del centenario, que podrá visitarse a partir del 31 de mayo en la pinacoteca madrileña, custodio del mayor número de piezas del pintor flamenco y pionero en su estudio técnico.
Pero, lo que nadie esperaba es que el préstamo internacional efectuado a Holanda resultaría ser toda una caja de sorpresas. Tras el minucioso análisis de los lienzos recibidos, los expertos de los Países Bajos anunciaron el descubrimiento de un nuevo Bosco que, hasta la fecha, se atribuía a un aprendiz. Una afirmación que sustentaron en el fabuloso equilibrio existente entre el dibujo inicial y la pintura final, la rapidez y la perfección de su ejecución y la frescura de las pinceladas. 
Se trata de Las tentaciones de San Antonio y es un lienzo fechado entre el 1500 y el 1510, el último período de actividad del maestro, que permanecía guardado en un almacén del Museo Nelson- Atkins de Kansas. Fragmento de otro mucho más grande, en él se ve a San Antonio, reconocible por la cruz en forma de T de su manto, rellenando un cántaro de agua en un río. 
Por contra, los estudiosos desvelaron que la Mesa de los Pecados Capitales, que forma parte de la colección del Prado y que sí está rubricada por El Bosco, no puede adjudicarse al artista sino a alguno de sus discípulos. El holandés trabajaba con madera de roble, aunque también dibujó con tinta sobre papel. No obstante, esta tabla es de chopo, más propio del sur de Europa, y el tratamiento y ejecución de sus personajes es diferente. Además, el pintor no era amigo de fechar sus trabajos y casi nunca los firmaba, algo que choca con la rúbrica de la mesa, «que más parece una copia de su caligrafía que la suya propia», sostienen los expertos. 
A esta desatribución de autoría de una obra de la pinacoteca madrileña hay que sumar una segunda que, curiosamente, se llama casi igual que el nuevo Bosco: Las tentaciones de San Antonio Abad. Los investigadores holandeses también creen que se cometió un error en su adjudicación al genio y que, realmente, corresponde a uno de sus seguidores, analizando al detalle los paisajes que pueden verse de fondo, con poco dibujo subyacente. 
El Prado rechaza de lleno esta hipótesis y asevera que no se aporta ningún dato técnico que la haga irrefutable. Sus salas albergan la colección más numerosa de piezas del genio flamenco que existe en el mundo, con El jardín de las delicias, los trípticos de La Adoración de los Magos y El carro de heno, o la Extracción de la piedra de la locura entre ellas. Precisamente, la autoría de esta última está también en el foco de la polémica, aunque ese aún es un secreto pendiente de desvelar.