La madre de Sara guardaba fotos de las lesiones de la niña

A. G. MOZO
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Davinia tenía en su WhatsApp las imágenes que le enviaba Roberto tras sus supuestas agresiones a la pequeña. Las acusaciones, que piden prisión permanente revisable para ambos, las usarán para sustentar los delitos de lesiones que les imputan

Posiblemente todo empezó el 31 de mayo de 2017. Roberto H.H. ya se quedaba de vez en cuando al cargo de las niñas de Davinia y ese día, el exmilitar medinense de 37 años envió a la madre una foto de un moratón en una pierna de la niña de cuatro años. Una de esas «muchas caídas» que la progenitora decía que sufría Sara para justificar, ante sus familiares o los médicos, las lesiones que iba presentando. En cambio, la investigación apunta a que fue obra del novio y que esa fue la primera de las agresiones que infligió a la niña hasta terminar matándola. Lesión inmortalizada a través de los diálogos que la pareja mantenía a través de WhatsApp, convertidos durante la instrucción del caso en una retahíla de pruebas del maltrato soterrado que sufrió la pequeña y que derivó en el terrible desenlace de la mañana del 2 de agosto. «Está todo en el WhatsApp. Roberto le mandaba las fotografías de las lesiones a Davinia cuando se quedaba con las niñas», detallan fuentes jurídicas, que tienen claro que «ella estaba al tanto de todo».

 Un par de meses después, el 28 de julio, en medio del proceso de investigación por parte de Servicios Sociales y después de esa visita del día 11 al Hospital Campo Grande en la que una pediatra dio la inane voz de alerta, otra fotografía llegó al móvil de Davinia. Sara Feraru presentaba un golpe «brutal» en la cabeza y, a pesar de la insistencia de su familia -que también vio esa foto- para que la llevase al hospital, la madre hizo caso omiso para, presuntamente, proteger a Roberto; y a ella misma ante una posible retirada de custodia que estaba fraguándose desde hacía días. El siguiente episodio se cree que fue ya el del trágico 2 de agosto en el piso familiar de la calle Cardenal Torquemada (La Rondilla).

La instrucción del caso está en su penúltima fase antes de que se derive a la Audiencia de Valladolid para que fije fecha para un juicio que, con toda probabilidad, llegará en la primavera de 2019. Las partes han calificado ya los hechos y todas las acusaciones coinciden en que el castigo para Roberto y Davinia no puede ser otro que el de la pena de prisión permanente revisable. Solo la abogada del padre biológico de Sara Feraru, que ejerce la acusación particular, exonera a Davinia por completo, mientras que la letrada de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresión Sexual y Malos Tratos (Adavasymt, una de las dos acusaciones populares) cree que no se la puede considerar responsable tampoco de la violación, aunque sí de la muerte y las lesiones. 

prisión permanente. El resto de las acusaciones hace tabla rasa y equipara el comportamiento de ambos, considerando al novio el verdugo y a la madre la autora en la modalidad jurídica de comisión por omisión, es decir, por no hacer nada por evitarlo; actitud a la que se añadiría el delito de abandono de menores en el caso de Davinia. 

Así, los dos podrían convertirse en los primeros condenados en Valladolid a esta novedosa pena. El crimen de la niña encaja en hasta tres supuestos de los recogidos en el Código Penal para poder exigir la prisión permanente revisable: asesinato a menor de 16, asesinato tras delito contra la libertad sexual y violación a menor tras privar de libertad o tortura. De imponerse, será el tribunal el que, pasados 25 o 35 años (35 en este caso, por lo elevado de las penas), empiece a revisar la situación de los penados para decidir si les pone en libertad o prorroga sus días de reclusión.

Entre 13 y 33 años de cárcel. La Fiscalía, el padre de Sara Feraru y las dos asociaciones de víctimas que hay personadas (Adavasymt y Clara Campoamor) enumeran un rosario de delitos para completar la condena. A la petición de pena de prisión permanente revisable por el asesinato (fue golpeada en la cabeza contra el suelo o la pared), las acusaciones suman hasta seis delitos de lesiones (siete en el caso del escrito de acusación formulado por el abogado de la asociación de víctimas Clara Campoamor), que son los episodios previos probados, bien a través de sus visitas a un centro sanitario, bien por esos WhatsApp con los que la pareja inmortalizaba las palizas y que también constituiría un delito de maltrato habitual. A todo esto se añadiría lo del fatídico 2 de agosto, cuando el presunto asesino tuvo que llamar al 1-1-2 para pedir una ambulancia porque había dejado a la pequeña inconsciente a golpes, tras someterla, presuntamente, a una doble violación (anal y vaginal).

Roberto se enfrenta a peticiones de pena que van desde los 24 años que reclama la Fiscalía a los 29 que pide Clara Campoamor, mientras que Davinia se mueve entre la libre absolución que solicita la abogada del padre biológico de Sara, los 13 de Adavasymt, los 25 de la Fiscalía y los 33 de Clara Campoamor.