Un ambiente de serenidad imperó ayer en Grecia en vísperas de los elecciones parlamentarias que se celebran hoy. Los votantes parecen tener claro cuál va a ser el resultado de esta cita con las urnas decisiva para el futuro del país, ya que todos los sondeos vaticinan, desde hace semanas, una victoria del partido izquierdista Syriza, de Alexis Tsipras, un hombre carismático que promete luchar contra la corrupción y la evasión fiscal, incrementar las ayudas a los pobres y dar a todo el mundo un seguro de enfermedad «razonable». Mayoría absoluta para el gran cambio, titulaba, seguro de la victoria, el periódico oficial del partido izquierdista, Avgi.
Después de haber tenido que soportar unas privaciones sin parangón en tiempos de paz, los ciudadanos ya no están dispuestos a apretarse aún más el cinturón. Muchas familias solo pueden sobrevivir gracias a las pensiones de los abuelos. Uno de cada dos jóvenes está desempleado. El sistema de salud se hunde cada vez más. «Está ardiendo por los cuatro costados», señaló Giorgos Tagaris, un médico de la ciudad portuaria de Patras.
Sin embargo, los helenos también son conscientes de que el cese de la política de austeridad, prometida por Tsipras, tiene que ser financiada de alguna manera. El líder de la izquierda pretende negociar una quita de la deuda con los acreedores internacionales. Su principal contrincante, el primer ministro conservador en funciones Antonis Samaras, le acusa de «no tener idea de qué es Europa y cómo se negocia». Si llega a producirse un enfrentamiento y una ruptura entre Tsipras y Bruselas, existe el peligro de que los acreedores suspendan la ayuda financiera a Atenas. En tal caso, el país entraría en quiebra.
El periódico sensacionalista conservador To Proto Thema ya advirtió sobre los problemas que le esperarían al país tras la llegada al poder de la izquierda: «¡Abróchense sus cinturones!», alertó a sus lectores. Grecia está «con un pie fuera de la eurozona. Tsipras aumentará aún más los impuestos, afectando sobre todo a las clases medias», destacó la publicación.
Los analistas insisten una y otra vez en que Grecia necesita lo antes posible un nuevo Gobierno capaz de actuar, ya que el programa de rescate del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera expira a finales de febrero. Sin un plan de consolidación financiera, Atenas no podrá contar con nuevas ayudas internacionales.
Y ante esta situación, la clave en la formación del nuevo Ejecutivo parece estar en un pequeño partido fundado hace solo 11 meses por un experiodista e integrado por políticos no profesionales, el partido To Potami. Sus representantes aseguraron que «no tenemos perspectivas de convertirnos en la primera fuerza política del país, pero seguro que tendremos un papel más que destacado los próximos días en el futuro de Atenas».