Un negocio mundial

Óscar Fraile
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La máxima competición de selecciones genera importantes beneficios en pequeñas empresas locales relacionadas con actividades como la venta de equipación deportiva, de televisores, la hostelería y el reparto de comida a domicilio

El fútbol es un negocio que mueve miles de millones. Su impacto es tan grande que el hecho de que un jugador falle o marque un penalti puede generar pérdidas o ganancias en particulares y empresas de todo el mundo. Y no solo por las apuestas. El bar más humilde del barrio más apartado puede incrementar su facturación sustancialmente con los clientes que acudan a ver los partidos de España. Y, por ende, cuantas más eliminatorias supere la Selección, más dinero entra en la caja.


Más allá de la hostelería, el Mundial también es una mina para otros negocios locales. Por ejemplo, para los que venden equipaciones deportivas. La tienda Fútbol Emotion, situada en la calle Claudio Moyano, es una de ellas. «El Mundial se nota mucho, no hemos podido beneficiarnos de la venta de camisetas del Real Valladolid, porque la tienen en exclusividad otras empresas, pero con las Selección sí que lo estamos notando», asegura Diego Tejerina, uno de los responsables. Es más, este comerciante asegura que Valladolid es una plaza en la que se venden especialmente bien este tipo de productos, después de comparar los datos con franquicias de esta misma marca en otras provincias. «Puede que influya que tenemos una ubicación muy buena», añade.


Como no podía ser de otra manera, la camiseta de la Selección española es lo que más se vende en estos días, especialmente los días de partido. «Les damos la opción de llevársela con nombre o sin él, pero el 95 por ciento la prefiere serigrafiada», explica. Y aquí entra la posibilidad de poner el nombre del comprador o el de un jugador del equipo. Y en esta competición el manchego Iniesta gana por goleada. «También se venden muy bien las de Isco, Asensio y Ramos», dice Tejerina.


Aparte de la de España, también funcionan muy bien las camisetas de otras selecciones: «La de Francia porque es muy bonita, y la de Portugal, por Cristiano Ronaldo, se venden más que las de Messi con Argentina».


Una camiseta de niño cuesta en esta tienda 62,95 euros, y de adulto, 80,95 euros. Un precio que incluye la serigrafía estándar. Si se quiere la oficial, el importe aumenta en 18 euros.


A todo esto hay que añadir el incremento de venta de otros accesorios, como polos de España, pantalones y chándales.


Otro fenómeno que se repite en todo el mundo cada cita mundialista es el aumento de venta de televisiones. El sector estima que este incremento se sitúa en torno al 15 por ciento en los meses previos al campeonato. Eduardo Lorenzo, responsable de Ópalo Electrodomésticos, asegura que hay mucho de «mito» en esta afirmación, pero reconoce que sí que se producen más ventas de televisores grandes. «El aumento era mayor hace unos años, pero es verdad que ahora hemos vendidos bastantes televisores de más de 50 pulgadas a negocios de hostelería», explica. Por eso Lorenzo quiere que España llegue lo más lejos posible en este torneo. «Cuanto más avance, más se notará en las ventas», añade.


Los partidos de la ‘Roja’ también son una mina para los negocios de hostelería. La competencia es brutal para atraer a la clientela, tal y como demuestran las agresivas ofertas de bares y restaurantes. Por ejemplo, en el bar de tapas El Montaner, situado en la plaza Martí y Monsó, ofrecen una camiseta con cada consumición durante los partidos de España, además de degustaciones gratuitas de jamón serrano en el descanso. «En el primer partido se me acabaron las 200 camisetas en la primera parte, funcionó de maravilla», asegura Jesús Palencia, el responsable del negocio. Por momentos llegó a tener a 90 personas en el local, que empezaron a llegar media hora antes del inicio. Además, tuvo que reforzar la plantilla. «Si un viernes normal puedes hacer mil euros entre las 20.00 y las 22.00 horas, la facturación se cuadruplica cuando hay partido», explica.


Sacar un televisor a la terraza para aprovechar el buen tiempo también es una buena fórmula para exprimir el Mundial. Es lo que hace, por ejemplo, el restaurante La Mafia en la plaza de Los Arces. «Se nota el aumento del número de personas que se sientan en la terraza para ver el partido mientras se toman un refresco o cerveza y pican algo», reconoce el dueño, Pablo Sahornil.


También el reparto de comida a domicilio se dispara cuando juega España. Es el recurso más fácil de los grupos de amigos y familias que se reúnen en casa para ver el partido. La compañía Just Eat sostiene que cuando juega España los pedidos aumentan entre el 30 y el 35 por ciento y la comida más elegida es la pizza, seguida del sushi y el kebab.