Prototipos para evitar la fuga de conocimiento

D.V.
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Los Premios Prometeo de la Universidad de Valladolid reconocen 20 proyectos innovadores de estudiantes, sobre todo del sector de las ingenierías

Una planta de desalinización termosolar; un dispositivo de captación y aprovechamiento de aguas pluviales en instalaciones solares fotovoltaicas gracias a un abanico desplegable; una aplicación móvil que facilita la comunicación a personas que padecen un trastorno del lenguaje como la anomia; un diseño de soluciones ‘learn manufacturing’ para la industria 4.0; un sistema de luces inalámbricas para el entrenamiento deportivo; jutno a un soporte mecánico para medidas de electro luminiscencia en plantas fotovoltaicas, y un dron con sistema anti-colisión para la aplicación de fitosanitarios. Son algunos de los 20 proyectos innovadores de estudiantes de la Universidad de Valladolid (UVa) que han sido reconocidos en los Premios Prometeo de apoyo e incentivo para el desarrollo de prototipos orientados hacia el mercado, organizados por la institución, que buscan evitar la fuga del conocimiento de la UVa así como poner en contacto el mundo de la investigación en el entorno académico con la empresa.

Pero no solo hay prototipos con un alto componente tecnológico sino que también hay algunos más sencillos y de fácil aplicación para la vida real como una barbacoa portátil, una sombrilla solar que hace las veces de vestidor para las playas, una cuna trona, una percha abatible o una tija universal regulable.

Hoy esos prototipos salieron de los laboratorios y las aulas para ser presentados en el Palacio de Congresos Conde Ansúrez de la Universidad, con la presencia de algunos de los autores de esos proyectos. Muchos son aún alumnos de la UVa, ya sea de grados o de másteres, y otros son egresados al haber concluido sus estudios e incluso contar con un trabajo. La temática de los proyectos es variada pero hay un claro predominio de prototipos relacionados con el sector de las ingenierías, sobre todo de informática, telecomunicaciones, industrial y agrarias. Aún se echan en falta las áreas de ciencias sociales y ciencias jurídicas.

Los alumnos galardonados en la novena edición de los Premios Prometeo, que han recibido una bolsa económica de 700 euros y formacón en materia de propiedad industrial e intelectual, mostraron con orgullo unos prototipos en los que llevan trabajando hasta dos años y que ahora ven la luz, con la esperanza de que tengan una utilidad práctica y tengan hueco en el mercado. Es decir, que una empresa adquiera esa patente para producir y comercializar el artículo.

Dos de esos estudiantes son Mirian Marcos y David Tristán, alumnos del Máster de Ingeniería Industrial tras acabar Ingeniería Mecánica y Ingeniería de Organización, respectivamente, que han logrado premios para dos proyectos. Uno es un prototipo de una planta de desalinización termosolar, cuyo único gasto es de bombeo. El otro se trata de un paraguas captador para sistemas renovables con mástil como un molino eólico para recolectar agua de lluvia y, una vez almacenada en el subsuelo, generar hidrógeno cuando haya un excedente energético. Al ser una instalación muy versátil permite luchar contra la desertificación y un uso para la casa de un particular.

Explicaron a la Agencia Ical que la idea del molino surgió con el objetivo de optimizar la energía en molinos eólicos que, durante muchas horas, están parados. De esta manera, se utilizaría el hidrógeno para acumularlo en pilas -al igual que ocurre en los coches-. “España tiene un gran potencial renovable y a poco que aumentemos el rendimiento de las instalaciones permitirá su proliferación porque producirán más energía”, precisó Tristán.

En cuanto a la desalinizadora, se busca combatir las sequías y ayudar a los agricultores de las zonas costeras, además de tener una utilidad en los países en vías de desarrollo porque obtendrían una fuente de agua prácticamente gratuita. “Lo más bonito para un ingeniero es ver que tu invento funciona de verdad y que ayude a la mayor gente posible. Un ingeniero puede aportar soluciones a la sociedad y mejorar un poco el mundo”, reconoció Marcos.

De los proyectos presentados, quince corresponden a patentes, cinco a registros de software y uno a ambos. En el caso de las patentes, reconocieron que es un proceso lento porque, en primer lugar, es necesario presentar la solicitud y, luego, esperar seis meses hasta recibir una respuesta. Una vez desarrollado el prototipo, quedará la fase de presentar y dar a conocer este producto entre las empresas para su producción en serie y comercialización.

Otro de los prototipos ganadores de las becas Prometeo es Teresa Gómez, graduada de Ingeniería Mecánica, con su soporte mecánico para la realización de medidas de electro luminiscencia en plantas fotovoltaicas, que fue presentada por su compañero Ángel Moretón. Se trata de una estructura para colocar encima de los paneles solares, equipada con una cámara para obtener las imágenes de electro luminiscencia de la planta. Se busca detectar los defectos en los módulos solares y saber si hay fallos de soldaduras, rotura de células o mal montaje que inciden en la producción de energía.

El rector de la UVa, Antonio Largo, quien visitó los proyectos premiados, subrayó que estos premios son un “estímulo” para que los jóvenes se inicien en la cultura de la transferencia del conocimiento para generar prototipos y modelos para poner en contacto el desarrollo del mundo de la investigación en el ámbito académico y la realidad empresarial del entorno.

Valoró la apuesta de la Universidad con estas becas, que se encuadran en el Plan TCUE (Plan de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa) y cuentan con la cofinanciación de fondos europeos y la Junta, ya que han pasado de premiar cinco proyectos, en sus inicios, a los 20 actuales.

Iván González, graduado en Ingeniería Industrial, Electrónica y Automática, ha desarrollado ‘My Luz’, un sistema de entrenamiento deportivo para mejorar los reflejos, la coordinación y la agilidad. Un prototipo basado en un sistema de seis luces inalámbricas, con conectividad ‘Bluetooth’, que es útil para los deportistas pero también para la rehabilitación de personas con problemas de movilidad y los entrenamientos tácticos de militares, policías y bomberos.

Los galardones también reconocieron ‘Momia’, una aplicación móvil -diseñada por las estudiantes de Logopedia Nisrine Outamghart y María del Mar Valderrrábano- que facilita la comunicación a personas que padecen anomia, un trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de reconocer o recordar los nombres de las cosas o las personas, causado por un daño cerebral o por el envejecimiento. “No hay un tratamiento específico para estas personas y apostamos por una herramienta que puede ser útil para los pacientes como para que los logopedas la utilicen en su gabinete como un material más”, explicó Outamghart. La aplicación permite hacer una fotografía a un objeto para que luego el sistema pronuncie su nombre.

Otro de los prototipos premiados y no relacionados con la ingeniería fue el presentado por Marina Villanueva, con su tecnología de mejora de las propiedades de panificación de harinas sin gluten mediante radiación de microondas. Esta investigadora en Tecnología de los Alimentos y estudiante del Doctorado en Ciencia e Ingeniería Agroalimentaria y de Biosistemas ha logrado, a través de ‘Microhelp’, un tipo de harina para personas celíacas que, gracias a su tratamiento, permite obtener panes con mayor volumen, mejor textura y sabor que los existentes en el mercado.

Cuna trona y barbacoa portátil

Otro de los proyectos reconocidos fue una cuna trona, ideada por Alicia Alonso, Javier Oriol, María Balbás y Gloria Díaz, alumnos de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto. Diseñaron un artículo para situaciones de emergencias, sobre todo en los campos de refugiados. De ahí que se haya priorizado un fácil transporte de la cuna trona y un montaje sencillo y rápido.

‘Mindmun’ es el prototipo de una barbacoa portátil, a cargo de Laura Valles, Cristina Ribate, Clara del Pozo, Jessica García y Santiago Álvarez, estudiantes también de Ingeniería en Diseño Industrial. Está pensada para casas pequeñas por su reducido tamaño o para su fácil transporte para una excursión, con un precio que rondaría los 80 euros. “Hemos comprobado que hay barbacoas pero no tan compactas ni completas como ésta porque viene incorporada con una tabla para colocar alimentos y un compartimento para los cubiertos”, señaló Valles.

Otro de los proyectos es ‘Mandala’, un diseño de una sombrilla/vestidor para la playa, creado por Clara Martín. Esta ingeniera, que finalizó hace dos años sus estudios de Ingeniería en Diseño Industrial, subrayó la funcionalidad y versatilidad de su prototipo porque “satisface todas las necesidades” que pueda tener un usuario que va a la playa. Gracias a una estructura plegable de polipropileno, se transporta de una manera sencilla, a modo de tienda de campaña, que viene acompañado de una tela con fibras de los envases de plástico PET.