Ebert, apartado y multado

Manuel Belver
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El club abre un expediente al alemán por 'borrarse' del choque del sábado y Carlos Suárez anuncia una multa bestial. Se ejercitó, y «esa será su rutina», al margen. Ayer lo hizo con Julio Hernando y Chuchi Macón en los Anexos

Ebert se ejercitará, hasta que se cierre su expediente, al margen de sus compañeros.

Cláusula para tratarse con un médico de confianza en Alemania, ‘pillado’ en una comida en Segovia con el director deportivo de otro club, corte de mangas en una celebración de un gol, montando en bici a pesar de abandonar un entrenamiento por lesión, viaje a Dubai de vacaciones estando lesionado… Patrick Ebert ha llenado páginas y páginas de este periódico y de otros muchos con algunas de sus ‘historias’, siempre perdonadas por su indudable calidad técnica dentro de un terreno de juego. El que llegó como bad boy (chico malo en inglés) de su Berlín natal parecía totalmente redimido en Valladolid.

De la mano del club blanquivioleta, Ebert pasó de ser un extremo derecho sin equipo a un futbolista de Primera División en España, en la elite del fútbol mundial. El Real Valladolid le abrió las puertas del mejor escaparate posible y él parecía que lo había aprovechado.

Ya no se hablaba del Ebert que dio positivo en un control de alcoholemia o del que fue sancionado por su club, el Fusche, por romper un buen número de retrovisores en una noche de fiesta. Ahora se relataba cómo ayudó a evitar un suicidio en un metro, se escribía solo del que hablaba dentro del campo, del que en las redes sociales escribía «trabaja duro, sé humilde».

Pero el castillo de naipes que él mismo había construido se cayó el sábado por su propio peso. Ebert se autodescartó para el encuentro ante el Villarreal solo unas horas antes del inicio del partido. «Me dijo que no estaba para jugar. El caso lo dejo en manos del club», señalaba tras el encuentro Juan Ignacio Martínez. El alemán había dejado solos a sus compañeros uno de esos días donde hay en juego más de tres puntos. Incluso el puesto del míster estaba en peligro.

La razón, hasta que él mismo la explique, vendría por una oferta que habría llegado a las oficinas del José Zorrilla por hacerse con sus servicios. Insuficiente para el Real Valladolid. Tentadora para Ebert y su entorno.

Carlos Suárez sí dio la cara el sábado (ayer domingo rehusó hacer declaraciones). Y fue más claro que nunca: «Tiene una oferta, pero los precios para una venta los pongo yo (...) Creo que se ha equivocado en la forma de hacerlo, a mí a las malas es difícil controlarme. Lo que ha hecho es ser un mal profesional, mal compañero y tendrá que buscarse la vida (...) Se le abrirá expediente, va a ser sancionado con una rotundidad bestial».

Aunque no ha trascendido el club que ha llamado a sus puertas, Málaga y Genoa sí se han interesado por él. Hay que recordar que la temporada pasada se reunió en Segovia con el director deportivo del Atlético de Madrid, José Luis Pérez Caminero. Y que durante el verano él mismo aireó que varios equipos de la Premier y de la Bundesliga estaban dispuestos a hacerse con sus servicios.

Ahora, con nuevos representantes, ha apostado fuerte ‘borrándose’ de un partido. Ayer se ejercitó al margen de sus compañeros. El club señaló ayer que será su rutina hasta que se cierre su expediente. Acudió una hora y media antes del inicio del entrenamiento en el José Zorrilla. Trabajó junto al preparador físico del Promesas, Julio Hernando; y del técnico del Juvenil, Chuchi Macón. Vuelve el bad boy.