"Se debería enseñar muy bien la historia de Valladolid"

M.R.I
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Entrevista a José Delfín Val, cronista de Valladolid

José Delfín Val. - Foto: Jonathan Tajes

El periodista y escritor José Delfín Val Sánchez  es el nuevo cronista oficial de la ciudad de Valladolid.  Val todavía no ha concretado sus funciones con el alcalde aunque ya hace casi un mes desde que tomó posesión del cargo. Fue en un acto institucional, donde Joaquín Díaz, padrino de la ceremonia, glosó la figura de este vallisoletano de adopción y salmantino de nacimiento. En la ceremonia se recalcó que los  cronistas son «personas especiales, tocadas por la grandeza de la credibilidad y llamadas a ahondar la madeja de acontecimientos que configuran la idiosincracia de la ciudad». Lo que tiene claro es que tendrá un perfil muy distinto al que marcó Teófanes Egido en los 17 años que desempeñó este cargo honorífico.

¿Se ha estrenado ya como cronista?

El cronista se ha estrenado pensando la labor que puede desempeñar un cronista porque ahora en realidad los cronistas sois los periodistas. Y la crónica está en los periódicos, en la radio y en la televisión. Nosotros somos unos personajes honoríficos. Además, tengo una gran responsabilidad porque he heredado el título de personajes como José Zorrilla, Emilio Ferrari o Narciso Alonso Cortés. Y luego ya, los nombramientos fueron más a periodistas: Luis Calabia era un periodista que tocaba todos los palos (cronista local, crítico de música y arte,...). Fue el último periodista antes de Teófanes, pero antes estuvo Francisco Mendizabal, que realmente era archivero.

Esos cronistas tenían unas fuentes de información muy distintas a las que tiene el cronista actual y, además, los vallisoletanos pueden estar informados puntualmente en su ciudad. Eso hace que se papel sea aportar un poso de reflexión y de filtrado a lo que pasa realmente en la ciudad.

No estoy muy de acuerdo con estos servicios informáticos que tenemos a nuestro alcance, que son una barbaridad y que solo sirven para enturbiar cosas o insultar a políticos. Eso lo detesto totalmente. Me desagrada que se utilice un sistema que puede ser magnífico bien usado pero muy deleznable si se usa mal. La función mía en estos momentos, aunque el alcalde no me ha marcado ninguna pauta ni me ha dicho que podría hacer, podría ser orientar en cuestiones culturales del Ayuntamiento como podría ser el servicio de publicaciones, por ejemplo. Podría ser proponer algunas publicaciones que no se hayan hecho antes. Eso me viene un poco de antes porque yo pertenecía al grupo Pinciano, que hicimos ediciones facsímiles de libros inalcanzables y los poníamos a un precio muy barato. Eso fue el mayor éxito del grupo.

¿Tiene ya algún proyecto?

Tengo tres o cuatro proyectos o propuestas que le llevaré ya escritas, con ciertos pormenores al alcalde, dentro de unos días cuando me dé audiencia.

¿Puede avanzar algún detalle?

No porque el primero que lo tiene que saber es el alcalde. Son cosas que creo que si se llevan a afecto serán de éxito, y baratas.

Habla de orientar en las publicaciones municipales, menciona el éxito de ofrecer libro baratos,... ¿Hace falta  darle una vuelta a este servicio municipal para que sus publicaciones tengan más difusión en la ciudad?

Yo consulto muchísimos libros de la colección municipal. Es una colección muy amplia y muy útil. Es muy barato el costo de estos libros, que están en las librerías y se pueden adquirir en el propio Ayuntamiento, y son cosas de Valladolid. En cuanto la gente sepa que eso casi no les cuesta dinero yo creo que irán a buscarlos porque hay materias muy variadas.

¿Conocen bien los vallisoletanos la historia y esencia de su ciudad?

Creo que el vallisoletano conoce bastante bien la historia de la ciudad porque somos afortunados. Aunque no sea vallisoletano de nacimiento lo soy de adopción y devoción. Valladolid es una ciudad que tiene tanta importancia en la historia de España y de Europa que hay que saber no solo el matrimonio de los Reyes Católicos o la muerte de Cristóbal Colón sino que aquí cuando se dio la primera vuelta al mundo vinieron a informar a los reyes. La gente debe saber esos pequeños flecos, además de las Comunidades de Castilla, nacimiento de Felipe II,... Hay una historia que no la tiene otra ciudad y los vallisoletanos se siente muy orgullosos de conocer su ciudad, que a lo mejor no se la han enseñando muy bien. Estas cosas se aprenden bien en la escuela. Eso es lo que habría que cuidad, enseñar muy bien la historia de Valladolid en las escuelas y los colegios. Yo he dado algunas conferencias en colegios y me encantaba que los chicos me hicieran preguntas y ver su curiosidad de los chicas por su ciudad.

¿Ese Valladolid que ocupa muchas páginas en los libros de Historia ha perdido fuelle? ¿La historia actual da más para crónica periodística o literaria? ¿Quedan páginas sin escribir?

Sin escribir no porque es muy difícil que haya cosas sin escribir, pero sin rematar del todo sí que hay muchas historias que no se conocen o no se han estudiado muy a fondo.

¿Cuál puede ser su aportación en este sentido?

Mi última aportación ha sido escribir un libro que se titula ‘Cervantes en Valladolid y Valladolid en Cervantes’. Se refleja lo que decía Cervantes de la ciudad en su obra, cómo nos trato. Repaso cuando estuvo viviendo aquí, qué amigos tenía, qué problemas tuvo, qué aficiones tenía,... Todo eso que sabemos pero lo tenemos sujeto con alfileres y estudiándolo a fondo vemos que el personaje merece la pena.

¿La celebración de centenarios como el de Cervantes, Zorrilla y ahora el del Conde Ansúrez sirve para redescubrir Valladolid y sus personajes?

Redescubrir no. Los centenarios, los aniversarios se nos caen de las manos porque hay tantos personajes que un año tras otro tenemos ocasión de una exposición importante. Esta semana, sin ir más lejos, se ha inaugurado una exposición sobre Simón Ruiz en Chancillería. Es una muestra magnífica por el personaje, medinense, que cumplió una función muy importante como banquero o cambista, como se decía entonces.

En este repaso de la entrañas de Valladolid y sus personajes no ha aparecido ninguna mujer. De hecho, en el debate político para su elección uno de los grupos municipales apuntó la necesidad de tener en cuenta la posibilidad de nombrar una cronista. ¿Piensa que es tiempo de poner en valor figuras femeninas vallisoletanas?

En la historia, durante muchos años, la mujer no tuvo papel, por desgracia. Recuerdo que cuando tomé posesión una concejal se me acercó, me dio la enhorabuena y me dijo que para cuándo una mujer cronista. Yo le dije que dependía de los políticos, pero que el alcalde me podía destituir porque se ha equivocado y nombrar a una mujer con más méritos que yo.

¿El cronista pondrá en valor figuras femeninas vallisoletanas olvidadas o desconocidas?

Tendríamos que buscar mujeres, pero la verdad es que si repasamos desde el siglo XV, por ejemplo, hasta el XIX o XX no encontramos muchas. Además de Rosa Chacel es difícil encontrar otras tres escritoras buenas. Lo mismo pasa en poesía, narrativa, dramaturgia,.... Las mujeres tuvieron dificultades para acceder a estos campos hasta ahora. Era madre o esposa pero no creaba. Y lo mismo pasa en otros campos.  Cosa que lamento.

¿Valladolid se ha quitado esa etiqueta de ciudad provinciana y conservadora?

Valladolid es una ciudad cosmopolita. Solo hay que salir a la calle a dar un paseo los fines de semana y te encuentras con turistas internacionales. La imagen que tienen de la ciudad es de un lugar de progreso, vanguardia,... que no se centra todo su arte en el Museo Nacional de Escultura. Hay artistas notabilísimos. La imagen esa un poco retrograda, antigua y ñoña ha desaparecido totalmente.

¿Y corremos el peligro de convertirnos solo en la capital de los vinos y los pinchos?

No, eso es un añadido. Sería muy importante que no nos limitásemos solo a eso, que por cierto en Valladolid tenemos la fortuna de que sean buenos los tres tipos de vinos: el blanco, el tinto y el clarete. Somos una excepción, prácticamente, también en eso. No nos quedamos solo en los pinchos, ni solo somos la ciudad del pincho, no nos quedamos en eso. En otros momentos somos la ciudad del cine, como ocurrió con la Seminci. Ahora Valladolid es una ciudad caleidoscópica, donde aparecen cosas importantes que forman el conjunto de la ciudad.

En su papel de asesor que podría tener el cronista para futuras actividades culturales del Ayuntamiento, ¿qué echa de menos?

Estamos en un momento un tanto crítico porque antes teníamos muchas salas de exposiciones, que han ido desapareciendo poco a poco porque algunas eras de particulares y otras eran de entidades de ahorro, que han suprimido temporalmente su obra social y cultural. Los artistas no tienen escaparate en el que presentar sus obras y en ese aspecto atravesamos un pequeño bache que espero que se salve pronto. En actividades culturales, la creación de obras, tenemos autores muy notables. Valladolid ha pegado un estirón en ese sentido.

El anterior cronista realizó informes históricos para el equipo de Gobierno, quizás por su faceta de catedrático de Historia Moderna de la Uva. ¿Está bien definido el papel del cronista o está en función de la especialidad de cada uno?

Las funciones del actual cronista oficial pueden ser distintas a las del anterior porque creo que estoy en uno o dos escalones por debajo a Teófanes, que era profesor de la Universidad y yo no he sido más que alumnos. No he alcanzado ningún grado en la Universidad ni en la milicia. Así que lo que haga yo quizás no tenga nada que ver con lo que él hizo. Todavía no he hablado con el alcalde después de mi nombramiento. Supongo que cuando nos veamos me dirá lo que quiere de mi. Hasta este momento estoy pensando por mi mismo y ofrezco ideas, pero a lo mejor no coincide con la suya.

Usted tiene un perfil muy polivalente: fotógrafo, periodista, escritor, pintor, académico,... ¿Aplicará todos a su faceta de cronista?

Me gustaría aprovecharlo. Sería un fallo por mi parte no aprovechar esos conocimientos en los diferentes campos de la información. Eso forma parte de la oferta que hago a la ciudad de Valladolid. Y si se puede mejorar por mis sugerencias alguna cosa, pues encantando.

¿Dignifica de alguna manera su nombramiento una profesión tan denostada actualmente?

Bueno, hay periodistas malos y buenos. Mejor dicho, hay grupos empresariales dedicados al periodismo que tienen una tendencia poco dada a la veracidad de la información y más a los intereses políticos. Se sienten más obligados a bailarle el agua a determinados partidos políticos porque se ayudan mutuamente. Esto no ocurría antes que había menos partidos políticos. Creo que ahora periodismo independiente no sé si hay alguno, pero nos costaría encontrar un periódico o empresa periodística absolutamente independiente en Castilla y León. En Cataluña, no lo comentamos. En Madrid sí que podría haberlo. Como han surgido tantos periódicos digitales, que no gastan mucho dinero, ahí es donde se puede ganar una buena baza al periodismo independiente.

Un periodismo que necesita el apoyo de los lectores en una sociedad que se ha acostumbrado a la información gratuita.

Yo leo todos los días diez periódicos en mi ordenador y me sueltan publicidad. Esos periódicos a lo mejor no viven de esa publicidad, y solo es un apoyo, pero le ayuda a ser empresas periodísticas independientes y libres.

Pero la mayoría de los jóvenes se informan por las redes sociales.

No creo mucho en las redes sociales. Hay que educar a la gente para que se acostumbre a comprar periódicos en papel. Yo tengo un quiosco en frente de mi casa y compro periódicos en papel porque tiene que vivir todo el mundo. Y luego leo los digitales. La gente debe de saber que la información está en los periódicos en papel y en los seis o siete más populares digitales. Las redes sociales son para cuestiones de amigos, felicitaciones, intercambiar fotografías, … pero no hacer de los medios sociales un poder tan importante como le estamos dando.

Sabe que el alcalde es un usuario aventajado de la redes sociales. ¿Le comentará su visión?

Me alegro mucho, pero mi opinión es esa. En su caso, es bueno para un político usar la redes sociales. Pero tienen un doble filo y se están utilizando algunas mal.

¿Se hace necesaria una crónica de Valladolid filtrada y meditada?

Sí, trataré de dejar una impronta, una seña, un pequeño mensaje. No en la medida del que dejó Zorrilla, Francisco Mendizabal o Narciso Alonso Cortés. Trataré de hacer las cosas lo mejor posible, hacer las que me dejen y que cuesten poco dinero al Ayuntamiento.

¿Usted le costará poco dinero al Ayuntamiento?

Creo que ni un euro. Aunque creo que don José Zorrilla cobró 4.500 reales al año, que era gratificación que le daba el Ayuntamiento porque siempre estaba a la cuarta pregunta.

En este sentido, el anterior cronista comentaba que por el carácter altruista de cargo quizás por eso el Ayuntamiento había elegido a un fraile. ¿Qué le ha movido a usted para aceptar?

En realidad es un honor que no se debe despreciar y no se debe renunciar al mismo. Cuando vives en una ciudad en la que no naciste pero te ha ganado y te dedicas a ella, lo menos que puedes hacer es trabajar por ella desinteresadamente. Yo ya tengo pagada la luz y la comida hasta el día que me muera. Como no creo necesidades, por estar jubilado, me debo a la ciudad a la que le debo prácticamente lo que soy. Soy académico y soy cronista oficial. Son las dos medallas más importantes que puede tener un escritor y periodista.

¿Compatibilizará sin problemas su faceta de escritor con la de cronista? ¿Tiene algún nuevo proyecto?

Estoy terminando de corregir la maqueta de un libro de más de 400 páginas con 200 ilustraciones sobre Valladolid en la historia taurina desde 1152. Aparecen todas las ganaderías históricas, los toreros con su ficha correspondiente, la creación de suertes,...

¿Y ese libro lo presentará en un Ayuntamiento que le ha quitado a Valladolid el calificativo de ciudad taurina?

No creo (se ríe). El alcalde creo que no sabe que estoy escribiendo este libro.

¿Cómo ha vivido este cambio de criterio municipal?

En este libro hago historia. Familiares muy allegados al alcalde estuvieron durante un tiempo vinculados con el mundo taurino. Es inevitable. Desde que Carlos V alanceó un toro en la Plaza Mayor de Valladolid por celebrar el nacimiento de su hijo Felipe II, la ciudad de Valladolid ha estado llena de festejos taurinos. Las celebraciones siempre conllevaban algo taurino. El mundo taurino es riquísimo y enorme. Hay mucho que hablar de los toros. Que luego el alcalde no es partidario de los toros, no lo quiere ser o no lo dejan ser, pues lo lamentaremos mucho, pero estamos perdiendo señas de identidad. Si perdemos los toros nos hacemos finlandeses todos.