La plaza del fútbol

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Javier Baraja, exjugador y segundo entranador del Real Valladolid

Javier Baraja (Valladolid, 1980). Nacido y criado en Las Delicias, el excapitán del Real Valladolid y su actual segundo entrenador, presume de su descendencia de Castroñuno. Aunque su corazón es blanquivioleta, un club al que lleva 27 años vinculado. El deportista reparte su tiempo entre el fútbol y el cuidado y disfrute de sus hijos, y reconoce que es un lujo poder disfrutar de ellos. Todos estos ingredientes condicionan el recorrido que realiza con El Día de Valladolid por sus diez lugares favoritos de Valladolid.

1. Plaza León Felipe, con entradas por la calle Albacete  y el paseo Juan Carlos I. Es el punto de referencia en Valladolid para el excapitán del Real Valladolid. Allí pasó mucho tiempo cuando era pequeño. Relata que cuando salía del colegio iba directamente a la plaza a jugar con sus amigos al fútbol. «Aquí me crié como persona y como futbolista», comenta con añoranza, a la vez que explica que tuvo la suerte de disfrutar del fútbol en la calle, algo que ahora ya se ve menos. Baraja vivió durante su infancia en la calle Huelva, en el número 18. Desde la ventana de su casa, su madre le podía «controlar» mientras él estaba con su amigos en este entorno seguro.

2. Estadio José Zorrila, Avenida Mundial 82, s/n. Este es otro de los lugares emblemáticos para Javier Baraja y donde ha pasado más de la mitad de su vida. Una vinculación que comenzó a muy temprana edad en las categorías inferiores del Real Valladolid. En esa época entrenaba en los anexos, pero pronto cambios esos campos por el césped del José Zorrilla. El excapitán blanquivioleta guarda miles de «buenos y malos» recuerdos, aunque tiene claro que pesan más los buenos. Entre estos últimos destaca su debut en 2001,  y su primer ascenso a Primera, en 2007, un año que califica de récord porque se acumularon muchas buenas noticias. Una memoria que seguirá aumentando porque tiene «la suerte» de seguir vinculado al club, ahora como segundo entrenador.

3. Balcón del Ayuntamiento de Valladolid, Plaza Mayor s/n. Este es el lugar de las celebraciones oficiales de los logros del Real Valladolid. En este balcón celebró Javi Baraja, junto con sus compañeros del Real Valladolid, los dos ascensos a Primera que logró con el club, en 2007 y 2012. Así que es inevitable que lo cite entre sus lugares preferidos de la capital porque lo identifica con sus éxitos en el club. Destaca que es el espacio donde el equipo se puede juntar con la afición y celebrar los triunfos. Un punto al que también acudió en más de una ocasión como aficionado. Aunque el momento más emotivo fue en su segundo ascenso a Primera, cuando se dirigió como capitán a los miles de vallisoletanos congregados en la plaza. «Fue muy importante».

4. Facultad de Educación y Trabajo Social, paseo Belén, 1. Javier Baraja puede presumir de haber estudiado en dos facultades: en la antigua de Magisterio, ubicada en Huerta del Rey, y en la nueva, en el Campus Miguel Delibes. Eso sí, tiene la espinita clavada de no haber podido terminar sus estudios por el ritmo tan intenso que le exigía y le exige el fútbol. «Me quedaban dos asignaturas, pero con el cambio a grado se convirtieron en 16, y por ahora no puedo afrontarlo». Eso sí, lo mejor que se llevó de la facultad es que allí conoció a su mujer, además de a muchos amigos con los que sigue manteniendo contacto.

5. Campo Grande. En el recorrido por lo lugares emblemáticos del segundo entrenador del Real Valladolid no podía faltar el Campo Grande. Asegura el exjugador que es un espacio «emblemático». Recuerda que de pequeño el jugaba allí y que luego en su adolescencia acudía a las pistas de la Acera de Recoletos a practicarl baloncesto con sus hermanos. Ahora va habitualmente con sus hijos y pasa mucho tiempo allí, sobre todo en el estanque. «Es el sitio de referencia para pasear y disfrutar de la naturaleza en pleno centro de la ciudad».

6. Zona de Portugalete. Para sus momentos de ocio, Baraja suele decantarse por la zona de Portugalete. Asegura que se identifica mucho con su manera de ser y por allí le gusta pasear, sentarse en una terraza o tomar un pincho en alguno de sus bares. Además, señala que arquitectónicamente allí están la Catedral y la iglesia de La Antigua, dos referencias de Valladolid. «Es una zona bonita para vivir», comenta.

7. Parque de Canterac. El exjugador del Real Valladolid está muy vinculado a su barrio, Las Delicias. Guarda con mucho cariño los recuerdos de cuando jugaba allí con sus amigos de infancia. Solían acudir a este parque por la abundancia de zonas verdes y porque era un espacio sin peligro para los menores. Recuerda que había muchos columpios y que las tardes allí «eran muy agradables». Ahora, cuando pasa por allí no puede evitar visualizar imágenes de antaño, sobre todo porque comprueba que aunque haya cambiado sigue teniendo su «encanto».

8. Río Pisuerga. Javier Baraja tiene claro que el río se identifica inmediatamente con la ciudad.   Además, él también tiene una relación muy estrecha con sus riberas, sobre todo porque ha pasado muy buenos momentos en el parque Ribera de Castilla. Allí acudía en su adolescencia a disputar campeonatos, aunque también era asiduo de Las Moreras donde practicaba el fútbol-playa. También es un espacio donde siempre le ha gustado ir a correr.

9. Quiosco Pipo, calle Albacete. El exjugador del Real Valladolid comenta, esbozando una sonrisa, que cuando era pequeña siempre estaba en este comercio cuando no estaba jugando al fútbol en la plaza. Este quiosco era el lugar de encuentro y cita con sus amigos, «porque antes no había móviles, pero allí siempre sabías que podías encontrarte con el grupo». Baraja asegura que aún hoy muchos amigos siguen quedando en los bares cercanos, pero él se ha desenganchado por el ritmo que le impone el fútbol, aunque por desgracia se reencontraron hace poco en el entierro de un integrante del grupo.

10. Auditorio Miguel Delibes,  avenida del Monasterio de Nuestra Señora de Prado, 2. Javier Baraja elige el auditorio porque su mujer es profesora de música y les gusta ir allí. El exjugador asegura que en su familia la música está muy presente y por eso el auditorio es una referencia y siempre que puede disfruta de su programación. Eso sí, a él particularmente le gusta todo tipo de melodías, pero reconoce que cada vez tiene menos tiempo para escucharla. Reconoce, con sonrisa pícara, que casi siempre escucha programas deportivos en la radio o espacios infantiles por sus hijos.