Cae una banda que guardaba 7 kilos de hachís en un piso de Las Delicias

A. G. Mozo
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Hay nueve implicados y tres de ellos ya están en prisión · La Guardia Civil les considera uno de los principales grupos de distribución de droga en zonas de ocio de Valladolid y Arroyo

José Antonio Martínez Bermejo y el teniente coronel Javier Peña, con el material intervenido en la Operación Sinobas. - Foto: Ical

La Guardia Civil de Valladolid ha dado durante los últimos días uno de los golpes más importantes al tráfico de hachís en la provincia. Con los ocho kilos de droga que se han intervenido en la Operación Sinobas, la organización habría obtenido un beneficio superior a los 50.000 euros. Los agentes del EDOA (Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga) de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Valladolid dan por desarticulada toda la banda, con la que se ha logrado vincular hasta nueve personas, siete de ellos ciudadanos marroquíes y dos españoles.


La investigación comenzó en el mes de agosto después de que los agentes del EDOA detectasen un incremento del consumo y de las ventas al menudeo de hachís en el entorno del bar Sabonis, de Arroyo de la Encomienda. De las vigilancias sobre ciertas personas que solían acudir a este local, se llegó a la convicción de que uno de los presuntos responsables del establecimiento (de 37 años, con antecedentes e identificado por las iniciales A.P.V.) podía formar parte de una organización que se estaría dedicando a traficar con cantidades importantes de droga, fundamentalmente hachís.


Al parecer, según informaron fuentes del caso a este periódico, A.P.V. tiene familia en Málaga y es él quien aporta los contactos de proveedores de hachís al resto de la banda que, tal y como detalló ayer el propio jefe de Operaciones de la Comandancia de Valladolid, el teniente coronel Javier Peña, estaba liderada por un marroquí de 40 años, identificado como El Houssine T. y que tenía un piso en el barrio de Las Delicias. «Era uno de los principales suministradores de hachís en la provincia», afirmó ayer Peña.

A lo largo de los más de tres meses de vigilancias, los investigadores del EDOA llegaron a la convicción de que El Houssine T. dirigía toda la trama de compraventa de hachís, pero sin llegar a tocar la droga. M.K., otro marroquí de 34 años que residía también en Las Delicias, era su hombre de confianza, el que se encargaba de almacenar la droga en su domicilio del paseo de Juan Carlos I que fue donde la Guardia Civil encontró siete kilos y medio de hachís.


La organización tenía luego a M.D. (marroquí de 30 años) para coordinar todas las medidas de seguridad durante los viajes hasta Málaga a por droga. «Utilizaban vehículos lanzadera para despistar a las Fuerzas de Seguridad en sus viajes», según explicó José Antonio Martínez Bermejo, subdelegado del Gobierno en Valladolid, en la rueda de prensa de ayer en la que se informó de los detalles de la Operación Sinobas.


Después, la banda contaba con dos intermediarios (R.A.T., un marroquí de 38 años y E.C.F., un español de 52) que eran los que se encargaban de colocar la droga a los pequeños camellos a los que suministraba hachís este grupo.


La organización se completaba con una única mujer (M.A., que era la pareja de R.A.T.), y con otros dos marroquíes afincados en Madrid, en el domicilio de uno de los cuales se encontró el otro medio kilo de hachís.

Según explicó ayer Peña, la droga viajaba de Marruecos a Málaga a través de los contactos que tenía tanto El Houssine T. como A.P.V., en la capital de la Costa del Sol ya se hacía cargo de ella esta banda, que con vehículos camuflados -se ha descubierto también a cuatro talleres clandestinos en Laguna que, presuntamente, trabajaban en las tareas de ocultación de la droga durante los viajes- y con esas lanzaderas -coches que van siempre por delante para avisar de posibles controles- la ‘subían’ hasta Valladolid, previo paso por Madrid, en donde solían parar.


Tres de los nueve presuntos miembros de la organización, el cabecilla, su mano derecha y uno de los intermediarios (R.A.T.) ya están en prisión, mientras que el resto quedó en libertad con cargos. El EDOA efectuó cuatro registros en Valladolid y uno en Madrid, además de hacer una inspección en el bar Sabonis, en la que no se halló ni un gramo de droga. En los registros se intervinieron 7.015 euros en metálico, ocho móviles (uno de los cuales sonó ayer en el transcurso de la rueda de prensa) y cuatro coches.