Español made in Castilla y León

Aurelio Martín / Segovia
-

La industria cultural vinculada a la enseñanza del castellano para extranjeros tiene un esperanzador futuro, con cerca de cincuenta mil alumnos al año, la segunda detrás de Andalucía

En el verano de 1948, en plena impermeabilización de fronteras por el régimen de Franco, un grupo de profesores se hacía cargo en Irún, al pie del autobús, de los primeros alumnos que iban a participar en un curso de español para extranjeros, tras la Guerra Civil, procedentes de diversos países europeos,  lo que resultaba toda una novedad a juzgar por el agasajo que les ofrecieron en los ayuntamientos de San Sebastián y Burgos, en su ruta hacia Segovia. La actividad estaba impulsada por quien era gobernador civil, Joaquín Pérez Villanueva, nombrado después director general de Enseñanza Universitaria por el entonces ministro de Educación Nacional, Joaquín Ruiz Jiménez,  quien designó, a la vez, rectores de las universidades de Madrid a Pedro Laín Entralgo y de Salamanca a Antonio Tovar, en 1951.  
Hoy, cuando se vislumbra que, en 2050, Estados Unidos será el primer país hispanohablante de un mundo más global y permeable,   los programas educativos de español para extranjeros no sólo son una industria cultural de primera magnitud sino, parafraseando al poeta Gabriel Celaya,  «un arma cargada de futuro». Cada alumno se puede gastar en un periodo de tres meses cerca de 15.000 euros,  incluido el viaje, generalmente viviendo con familias en pensión completa.  De la tarta de los 237.000 estudiantes que viajaron España a aprender español, durante 2007, según el Instituto Cervantes,  que preveía entonces un crecimiento anual del 21% en número de matrículas de estudiantes de español, a Castilla y León le han correspondido 46.643, en 2011, la segunda detrás de Andalucía, según los datos que revela el balance del I Plan Español de la Junta de Castilla y León, que preveía un horizonte más optimista con 60.000 alumnos.
Sean representantes del mundo académico, de la cultura o de la política, nadie pone en duda la extraordinaria posición de Castilla y León como base de los estudios de español para extranjeros. De hecho, en 2004, el Gobierno regional comenzó a desarrollar este plan de Español que planteaba la valorización del español como patrimonio cultural, a través de su explotación en el ámbito académico e investigador. Sus objetivos eran muy ambiciosos, convertir la comunidad autónoma en líder mundial como destino para el aprendizaje del español, con un volumen de ingresos, hasta 120 millones de euros anuales, que a la vista de los resultados se quedan próximos a los cien millones. El sector de la enseñanza del español mantiene 700 empleos directos y varios miles indirectos. 
La Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León carece de estudios actuales que realicen desglose por provincias. Según el informe sectorial elaborado por la Federación Española de Escuelas de Español como Lengua Extranjera (FEDELE), Castilla y León experimenta un incremento del 13% en el año 2014 respecto al 2013 en el número de estudiantes de español en las 15 escuelas de la comunidad autónoma integradas en esta organización. Comparativamente en el mismo periodo Madrid ha crecido un 2%, y Andalucía y Barcelona ha reducido el número de estudiantes de español, en un 1,4% y un 3,4%, respectivamente. 
Con la ampliación del plan y la puesta en marcha del II Plan del Español como Lengua Extranjera de la Comunidad de Castilla y León 2013-2016, la Consejería de Cultura y Turismo sostiene que el Gobierno regional sigue apostando por el español con el objetivo de que en los próximos años continúe consolidándose e incrementándose como recurso económico, cultural y turístico, otorgando mucho más protagonismo a los agentes que conforman el sector. En los últimos cuatro años, han visitado las escuelas de español, universidades y ciudades de Castilla y León cerca de 350 representantes de agencias e instituciones educativas de 30 países, con un nivel de responsabilidad elevado para tomar decisiones respecto a la organización de grupos de estudiantes de español, procedentes de todos los segmentos: universidad, secundaria, primaria, agentes y consultores educativos y responsables de programas educativos de administraciones locales.
La Universidad de Salamanca (USAL), que en 2018 celebrará el VIII Centenario de su creación por el rey Alonso IX de León, puso en marcha la cátedra de lengua española para extranjeros, adscrita a la de Historia de la Lengua Castellana, en 1929, pero antes, en 1492, el profesor Antonio de Nebrija publicó la Gramática de la lengua castellana, la primera de una lengua neolatina, cuyo libro quinto, titulado De las introducciones de la lengua castellana para los que de extraña lengua querrán deprender, es en sí mismo una gramática para hablantes extranjeros. 
José Antonio Noriega, gerente de los Cursos Internacionales de la Universidad de Salamanca, una sociedad anónima constituida en 1989, con capital único de la USAL, para gestionar todo lo relacionado con la enseñanza de español a extranjeros, se muestra convencido de que «el español es una industria, tanto a nivel autonómico de Castilla y León, donde es un sector económico de gran importancia y está en auge», pero también opina que hay «margen de mejora», con ofertas complementarias donde se pueda combinar la enseñanza del español con el llamado turismo idiomático, en el que el alumno mezcla el aprendizaje con los viajes, para lograr una mayor inmersión cultural.
Con su prestigio como uno de los principales atractivos, junto a un entorno monumental y la proximidad a ciudades cargadas también de historia, ideales para excursiones, ostentando el título de Campus de Excelencia Internacional con el español como principal fortaleza, la USAL recibió en torno a 7.500 alumnos extranjeros, en 2014, por fortuna, como reconoce Noriega, un pequeño incremento -próximo al 5%- respecto al estancamiento de las matriculaciones en los años de crisis. En su conjunto, Salamanca se mantiene como una de las ciudades a nivel estatal que más alumnos de español atrae al año: 28.362 estudiantes.
Nieves Mendizábal, miembro del Departamento de Lengua Española de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid (UVA), ha contabilizado 1.945 alumnos extranjeros de español, desde julio de 2014 hasta junio de 2015. Todos, según esta profesora, emocionados por poder conocer la cultura española, las diferencias, los contrastes con la de su país de origen. En su opinión, «España es un país muy rico en cultura, arte y literatura y nosotros se lo enseñamos; les atraen los museos, el Prado les gusta mucho, el de Escultura de Valladolid, la ruta de los castillos, y todo el patrimonio de Castilla y León que les enseñamos... Y de la literatura les atrae Delibes, por ser de Valladolid, y autores clásicos del siglo de Oro».
 
Las cifras de la RAE. Las cifras cantan en boca del director de la Real Academia de la Lengua (RAE), Darío Villanueva: «El castellano es la segunda lengua por número de hablantes nativos, la tercera por número de hablantes absolutos, también la tercera en Internet, la segunda en negocios, unos 500 millones de hablantes, una de las lenguas más estudiadas como segundo idioma... Tiene un peso muy grande, como la cultura en español en todas sus manifestaciones, sea literatura, música o cine». Recién llegado de un viaje por Chile y Uruguay, en su calidad de presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, el director de la RAE considera que el español «es un recurso que está siendo explotado, pero todavía podemos crecer más, en países como Irlanda, la enseñanza del inglés, es un capítulo importante en los ingresos del PIB. Nosotros podemos hacer lo mismo». 
Después de considerar que Castilla y León tiene todo lo que un estudiante necesita para aprender lo que es España, como cuna del español, Mendizábal se atreve a «reivindicar más apoyo institucional para que nuestra lengua fuera estudiada por más personas en el mundo, dado la importancia que tiene». Casi 20 millones de alumnos estudiará español como lengua extranjera, un idioma de comunicación en los 21 países en que se habla pero es también vehículo de comercio, teniendo en cuenta los 50 millones de personas que hablan español en Estados Unidos. 
El escritor César Antonio Molina, director de Casa del Lector, en Matadero de Madrid, dependiente de la Fundación Sánchez Ruipérez, está convencido de que «hay multitud de gente que necesita un sitio tranquilo, apacible, histórico, con actividades culturales, en el que se pueda relacionar con otras gentes y aprender el idioma; Castilla y León es el ideal, tiene ciudades bien comunicadas y acogedoras, además de cómodas para estudiar». 
El también ex-director del Instituto Cervantes y ex-ministro de Cultura con el Gobierno socialista del presidente Rodríguez Zapatero aboga porque se trabaje entre las administraciones desde ese «afán de que puedan acudir a estudiar y ponerse al día en el idioma japoneses, indios, chinos, australianos, ciudadanos de grandes países con un elevado número de habitantes y medios económicos importantes». La labor que se debe hacer la compara Molina con las mesas de acuerdo donde todas las partes se unen para hacer viable la instalación de una industria automovilística o cualquier otra gran factoría, cuya llegada es celebrada porque proporciona empleos y da vida a los cada vez más desérticos municipios.
El español es nuestro patrimonio, asevera César Antonio Molina, «pero si no lo sabemos explotar nosotros lo harán otros y tendremos que agradecérselo porque, al fin y al cabo, están defendiendo lo que nosotros no somos capaces de hacer; queda todo por hacer». 
La tarea no es solo cuestión de las administraciones y centros universitarios, ya hay iniciativas privadas que apuestan por combinar la enseñanza del español, principalmente para personal de empresas, con el ocio en el entorno de una casa rural, como es el caso de El Prado de las Merinas, en Caleruega (Burgos), que no cuentan con ningún apoyo oficial, aunque su directora, Helena Galiana, conoce que hay un proyecto para potenciar el turismo lingüístico. «Creemos que es imprescindible el apoyo de la Administración para convertir Castilla y León en un referente del turismo lingüístico, en resumen para situarnos en el mapa del mundo», matiza.
Con buenas perspectivas de alumnos, para los próximos meses, Galiana coincide con la opinión general de los entrevistados: «Castilla y León tiene prácticamente todo por hacer a este nivel; actualmente a los principales destinos lingüísticos, además de las grandes capitales, como Madrid o Barcelona, se les podría definir como de ‘sol y playa’, lo cual se comprende desde el punto de vista del buen clima tan atractivo para los extranjeros. Pero al igual que este modelo de turismo está entrando en declive, en favor de destinos más culturales, el estudiante de español se está convirtiendo en un 'turista lingüístico' que quiere conocer y sobre todo vivir la cultura y las tradiciones».