España tiene que ser un país más responsable

Israel García-Juez
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Debemos de aprovechar la histórica solidaridad hispana, una cuestión que no discutimos ni siquiera los propios españoles, para hacer una marca país fuerte

José Manuel Machado (d), Antonio Brufau y Miguel Carballeda buscan talento allá donde esté. - Foto: JUAN LAZARO

Fíjense si le importa al Gobierno la Marca España, que crea la figura del Alto Comisionado para su defensa, pero no le dota de presupuesto alguno. Para compensar el entuerto, el PP nombra para ocupar esta plaza a Carlos Espinosa de los Monteros, uno de nuestros ejecutivos mejor valorados a nivel internacional, le regala tres corbatas con la bandera española y le sugiere que le pida a esos yuppies tan malos, que le respalden en tan ardua tarea y, de paso, se encarguen ellos de pagar las facturas que conlleva la promoción.

Carlos, que tiene más horas de vuelo que el Barón Rojo, cumple su misión y recuerda machaconamente que el enemigo de la Marca España lo tenemos entre nuestros compatriotas, que no se creen que somos un país tradicional y moderno, con una estructura familiar que ha impedido, a pesar de la crisis, que nos matemos por las calles y, por tanto, que es sólido y solidario.

Esto es tan así que somos los principales donantes de órganos del mundo, no hay conflicto o tragedia en el que no haya españoles con el pañuelito de cuatro puntas en la cabeza echando una mano o que contemos con organizaciones como la ONCE, que son únicas en el mundo.

- Foto: JUAN LAZARO La Organización Nacional de Ciegos Españoles se encarga de la labor más solidaria, que es dar trabajo no a los discapacitados sino como yo prefiero calificarlos, personas con capacidades diferentes. Un 10% de la población española tiene su vida mucho más jodida que usted y que yo (dificultades arquitectónicas, prejuicios, falta de comprensión), lo que nos hace en demasiadas ocasiones perder una parte de talento que no debe discriminarse sino adaptarse a las necesidades de este colectivo.

La APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) lleva años clamando porque las grandes empresas, y las pymes también, incorporen a gente con capacidades diferentes más allá de la encomiable labor que realiza la ONCE que tiene, por ejemplo, la única cadena de hoteles en toda Europa con accesibilidad universal.

Por este motivo, el presidente de Acerinox y de la APD, Rafael Miranda, pide que España sea un país más responsable, pues la responsabilidad es rentabilidad a largo plazo. Todo accionista de Endesa que se precie deberá llevar en su cartera una foto retrato del dúo Pizarro-Miranda, pues nadie defendió de mejor forma la venta de una empresa.

- Foto: JUAN LAZARO Tres ejecutivos, de esos que la gente normal odia, pero que son amigos de Espinosa, quisieron compartir su fórmula para que en sus empresas haya gente de ese 10% marginado. El CEO de FCC, Juan Béjar, no pudo asistir porque su empresa casi se hunde en bolsa la pasada semana, pero seguro que en ulteriores encuentros nos desvelará cosas de mucho interés. El que sí estuvo fue Antonio Brufau, presidente de Repsol, que siempre tiene una palabra amable para sus colaboradores responsables, según él, de los éxitos de la compañía. Cree que el combustible de su empresa es la energía social que desprende toda la plantilla y busca el talento allá donde se encuentre.

José Manuel Machado, presidente de Ford España, está en lo mismo como forma de acercarse a la sociedad y Miguel Carballeda, presidente de la ONCE, demuestra con su ejemplo (padre de hijo discapacitado, prácticamente ciego pero capaz de leer discursos escritos con letras grandes, empezó como vendedor de cupones y ahora preside una multinacional de la solidaridad) que no hay que rendirse nunca.

Ante un foro de convencidos defraudó la presencia de solo un director general del Ministerio de Empleo, para decir lo mucho que hace el Gobierno por estas personas, pues las plantillas de las empresas deben reflejar la sociedad en la que se miran. Menos mal que era igual de aburrido que su jefa, Fátima Báñez, ministra de Empleo.

- Foto: JUAN LAZARO
Entre el público pude ver a Manuel Azpilicueta, que fue presidente del Círculo de Empresarios en la época en la que cuando cometías una torpeza verbal cogías la puerta y la cerrabas por fuera. También estaba el presidente de DKV Seguros, Javier Vega de Seoane, que llegó con el acto ya empezado. En estos tiempos revueltos para el sector financiero, Javier estrena una nueva forma de proceder. No va en un Audi blindado ni rodeado de guardaespaldas. Va en un Smart blanco que conduce él mismo y no le ha ocurrido nada salvo que se retrasa, como el resto de los mortales.