"Los taurinos no son asesinos ni sanguinarios"

ESTHER MOLINERO
-

El aventurero leonés, firme defensor de los seres vivos, propone con su nuevo programa 'Wild Frank Toros' adentrase en el mundo del toro y conocer todos los puntos de vista para después opinar desde la verdad y el conocimiento

Sin quitarse su particular montera, la visera hacia atrás, ni sus cómodos zapatos crocs de sus pies, Frank de la Jungla ha recorrido ganaderías, plazas, ha hablado con toreros, aficionados taurinos y activistas para lidiar con un tema controvertido y de actualidad: toros sí, toros no.

El resultado han sido cuatro entregas de Wild Frank: Toros, que DMAX emite los domingos a las 21,30 horas. Va por la tercera.

Usted siempre se ha manifestado antitaurino. Ahora que ha conocido las entrañas del mundo del toro, ¿su opinión ha cambiado?

Mi opinión sigue siendo la misma. A mí no me gustan los espectáculos donde se utilizan animales, pero he llegado a entender porqué gente con un alto grado de cultura le gusta este tipo de espectáculo y todo lo que gira a su alrededor.

He llegado a la conclusión de que tienes que respetar, de que hay gente que ha nacido en sitios diferentes, ha sido educada de manera distinta y tienen otros valores.

Yo ahora les entiendo. Hay gente que dice: «Son asesinos, sanguinarios». No, son normales, personas como tú y como yo, que ven las cosas de diferente manera. Ellos también podían decir que por qué voy cogiendo serpientes por el campo.

Como amante de los animales. ¿Cómo definiría la cabaña brava?

El toro de lidia es un animal diferente, genéticamente se cría para que lo maten.

Ellos mismos te lo dicen. Esta especie se ha creado para vivir muy bien durante unos años y luego que muera en una plaza de toros. Está criado para eso. No es un animal que produzca buena carne, ni buena leche. Es un bovino ideado para ese espectáculo en vivo.

¿Arte o tortura?

El concepto varía. Para los ajenos, consideran a los taurinos sanguinarios, a los que les gusta la sangre y disfrutan con la muerte. Lo que pasa es que los antitaurinos estamos acostumbrados a quedarnos solo con la última parte. La corrida de toros es el espectáculo final.

Me han mostrado que astado y torero se han preparado para ese momento. En esa lucha entra la fuerza del toro y la maestría del torero, la belleza del momento que nosotros lo vemos como tortura y ellos lo ven como cultura.

Yo ahí sí que veo ahora las cosas diferentes. Porque ellos no perciben al toro como un animal en ese momento. Sienten cómo el morlaco, con esa fuerza y bravura que tiene, hace una especie de baile junto con el torero y produce lo que ellos consideran un espectáculo bonito, crean arte dentro de una plaza de toros. Ellos lo aprecian de esa manera. Están pensando en el toro como si fuera un mueble, algo que forma parte del espectáculo. Ellos no ven el sufrimiento, ni lo sienten, ni son sanguinarios, ni hay que machacarlos por ello. De hecho, cuando lo están picando, si no lo hacen bien, pitan para que se rectifique.

¿Qué le ha llamado más la atención del mundo de los toros?

Que agrupa a gente muy diversa. Un abogado puede estar sentado con un fontanero o el mismo Rey de España, junto a un electricista. A todos les une una afición, que yo antes no entendía. No son ni mejores, ni peores personas.

Porque yo puedo decir qué asesinos son y yo llevar unos zapatos de piel de canguro.

Ha contado con la colaboración de profesionales de prestigio como el maestro Luis Francisco Esplá o el ganadero Victorino Martín.

Me he encontrado con gente muy amable. Mi tarjeta de presentación es antitaurino y que no me gusta lo que hacen, sin embargo me han acogido.

Me ha sorprendido que hay personas con una educación muy alta, exquisita. Gente muy preparada que lo defiende muy bien. Tu vas a una ganadería y allí hay veterinarios, biólogos, profesionales que entienden y saben mucho de animales, de naturaleza, de ecología.

¿Ve futuro a la Fiesta Nacional?

Yo creo que generacionalmente la gente no va ir tanto a los toros. Son cambios que se dan, igual que se ha dejado de ir al cine y a los conciertos. Ahora hay muchas formas de ocio. Entonces, yo presiento que tienden a desaparecer, pero no porque se firme un papel para prohibirlas, sino porque en el 2018 no lo veo necesario y quedará muy residual.