La editorial Cálamo acaba de publicar Dónde estabas el día del fin del mundo, el último poemario del escritor riosecano Luis Ángel Lobato, con el que cierra una trilogía junto a Brillante y Lámparas.
¿Cómo surge Dónde estabas el día del fin del mundo?
De una crisis sentimental y de la necesidad de intentar olvidar un sentimiento amoroso muy duradero; enriquecedor en la amistad pero a veces frustrante en lo relacionado con el deseo.
¿Cómo lo describiría?
En Dónde estabas el día del fin del mundo se nos muestra la ruina psicológica y el miedo de un personaje, ante la pérdida de un amor, recorriendo territorios existenciales, una casa y una ciudad, que reflejan su conflicto y, a la vez, responden a un mundo en extinción.
¿Qué ensueños cultivaré/ sobre los tejados azules/ de la infancia? Son los tres últimos versos del libro. ¿Encierran algún mensaje final?
Sí; un mensaje de recuerdo, otro de un posible adiós y un último de esperanza.
La pregunta más tópica para un escritor es por qué escribe, pero vista su larga trayectoria de poemarios publicados y sabiendo que tiene nuevo libro, la que se impone es: ¿por qué sigue?
-Porque con la escritura es posible encontrar los sueños perdidos de los hombres; mis propios sueños. Es un núcleo de resistencia, de salvación personal, de comunicación con la persona, o personas, que me importan.
¿La poesía debe expresarse con un lenguaje común a todos o con uno completamente distinto?
Yo intento hacer como T. S. Eliot: utilizar el lenguaje común y trascenderlo con imágenes insólitas.
¿La infancia nunca ha abandonado su poesía?
No; la infancia es el paraíso perdido que solo se puede recuperar a través de la memoria o de la escritura.