El guardián de los autógrafos de Miguel de Cervantes

M. Rodríguez
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La firma que aparece en los documentos manuscritos que se conservan de su puño y letra muestra su peculiar caligrafía

El Archivo General de Simancas conserva más de 220 documentos relativos a la vida pública de Miguel de Cervantes. Este patrimonio lo convierte en el centro que  más documentación atesora sobre el insigne escritor y le permite ofrecer una masa documental «muy expresiva» sobre su vida.

Este rastro es muy representativo por  la  poca información que  se  ha  conservado sobre su vida y obra. Y entre los legajos que aquí se custodian, destacan  varios autógrafos,  los  escritos  realizados  por  su  propio  puño  y  letra.  Resulta curioso que, viviendo en una época obsesionada por la «letra escrita», que debía  de  dejar  constancia  escrita  de  cada  movimiento, exista  tan poca  traza  documental  de Miguel  de  Cervantes, como explica la directora del Archivo, Julia Teresa Rodríguez de Diego.

¿Qué documentos se  conservan en Simancas? Documentos legales y administrativos, pero ninguno vinculado a su faceta literaria, íntima o personal. «Es por la propia naturaleza del archivo, que fue creado por Carlos V, que quería hacer de Simancas el gran archivo de la monarquía hispánica», explica Rodríguez de Diego.

Esos documentos muestran   su   vida   administrativa   como   comisario   general   de   abastos   y   recaudador de impuestos. Y los legajos de Simancas ilustran pasajes y actividades fundamentales de su vida, que se vio teñida en numerosas ocasiones por «el infortunio». Toda una masa documental que se ha utilizado desde principios del siglo XIX como base de las biografías cervantinas. «Simancas es el punto de arranque y referente documental», defiende la directora del Archivo. Aquí está documentada su condición de soldado, su estancia en Lepanto, sus heridas y su proceso de curación, además de su participación en otras actividades en el Mediterráneo desde 1571 hasta 1575.

Otros legajos contienen escritos de recomendación de figuras como Don Juan de Austria, el capitán de la Armada,  y también hay una relación donde se detalla el nombre de los soldados, incluido el manco de Lepanto, que deben recibir ayudas mientras curan sus heridas en Mesina.

Estos avales motivaron que cuando fue secuestrado por los turcos se le considerase un prisionero «importante» y pidiesen por él un rescate «muy alto». Esta etapa del cautiverio en Argel también está documentada en el Archivo de Simancas. Aquí hay escritos que reflejan los esfuerzos «heroícos y desesperados» de su madre por tratar de liberarlo, que conllevaron incluso el embargo de los bienes familiares.

Una vez rescatado e instalado en España, Cervantes busca «un oficio estable aquí o en las Indias» dentro de la administración. Y en el Archivo está documentado el dinero, 100 ducados, que le paga la Corona por una misión de espionaje que se le encarga realizar en Orán. En el documento se detalla «por servicios prestados al rey».

A su vuelta sigue con la pretensión de conseguir un oficio digno y eso se refleja en uno de los autógrafos que se conservan en Simanca, «el más selecto», que es una carta que le envía al secretario del Consejo de Indias, Antonio de Eraso, dando cuenta de que sigue esperando uno de los puestos vacantes de América. Este manuscrito es el único en el que deja traslucir algo de  su  vida  personal, ya que asegura que mientras espera alguna «merced» se entretiene «en criar  a  Galatea,  que  es  el  libro  que  dije  a  Vuestra  Merced  estaba componiendo».

Estos autógrafos permiten descubrir detalles como que escribía su primer apellido con ‘b’ y no con ‘v’. En este firma solo como Miguel Cerbantes, mientras que en otros que se conservan en el Archivo ya aparece el segundo, pero lo escribe separado, Sa avedra. Además, no usaba signos de puntuación y no ponía puntos sobre las íes, entre otras particularidades. «Hace gala de una caligrafía muy cuidada. Busca causar muy buena impresión y maneja perfectamente las distancias y convenciones del lengua epistolar», explica Rodríguez de Diego.

En el plano psicológico, los expertos aseguran que la escritura del maestro revela un hombre apasionado, rápido de ideas y de gran capacidad para sobreponerse a periodos de dolor emocional y situaciones adversas. «Se manifiesta con nobleza, pero deja caer su mala dicha», asegura la directora del Archivo, que defiende que es un documento «muy revelador de su buen estilo como persona».

Comisario de abastos. La huella documental de Cervantes refleja también sus avatares en los que se pueden considerar los trabajos «más desafortunados» de su vida. Se trata de las comisiones que desempeña en Andalucía (1596-1598), en su actividad como comisario de abastos, para el aprovisionamiento de la Armada Invencible, que acabarán llevándole a la cárcel.

Los problemas surgieron porque en algunos casos fue objeto de «acusaciones con poca base, pero que le dieron problemas muy graves», detalla Rodríguez de Diego. En este sentido, en el Archivo se conservan dos autógrafos que se refieren a las acusaciones directas y al inicio de los procesos, como el de Tebas (Málaga). En estos autógrafos ya firma como Miguel Cerbantes Sa avedra y su caligrafía «es suelta, abierta,... propia de su actividad administrativa». También hay un memorial que Cervantes hace al rey sobre un conflicto surgido en su faceta de recaudador en Motril, donde pide tiempo al monarca para poder defender su «honraded». Una documentación que refleja que la vida del escritor fue «un continuo sufrimiento y está marcada por la mala suerte», reitera la directora del Archivo, que matiza que «nunca se dejó ganar por la desesperanza, la amargura o la violencia».