El artista vallisoletano Cless realiza su primera exposición individual de collage en la galería La Atómica

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Sus trabajos han sido publicados en revistas y periódicos y sus piezas expuestas en galerías del circuito alternativo internacional en París, Londres, Berlín o Brooklyn

La galería La Atómica acogerá hasta el 1 de junio la primera exposición individual de collage del artista internacional vallisoletano Cless. Su obra ha viajado por los cinco continentes, al igual que los hace su imaginación a la hora de componer sus complejos trabajos.

Tras la estela dejada por el proyecto CreaVa, ahora la intención de La Atómica se centra en exponer principalmente la obra de artistas naturales de la ciudad con una amplia proyección fuera de sus fronteras.

Esta exposición muestra los minuciosos trabajos artísticos de Cless viajan de un país a otro, en ocasiones solos, y durante mes y medio estarán en la capital donde nació. La Atómica tendrá el privilegio de mostrar por primera vez la obra del considera como “cirujano” del collage. Su obra va desde el collage, al diseño y la ilustración y sus trabajos han sido publicados en revistas y periódicos y sus piezas expuestas en galerías del circuito alternativo internacional en París, Londres, Berlín o Brooklyn.

“Hay personas que necesitan ser presentadas por el principio, aunque tengan muchos. Para hablar de la historia de Cless (1979) vamos a elegir uno de los posibles. Podría ser el de yo soy escritor de graffiti y un día me dio por ponerme a hacer collages, o el de yo soy escritor de graffiti y un día descubrí a Eduardo Recife”, precisa el artista.

Pero matiza que el calificativo que más gusta de todos es el de: “Un día de pequeño le dije a mi madre que iba a ser un Picasso, te lo juro, se lo dije debajo de la mesa grande del comedor mientras dibujaba a boli en unos trocitos de madera”. Esta es la mejor forma de describir a Cless, y sus obras. Su trayectoria comenzó por el graffiti, con una clara influencia de la estética sucia y compleja del Wild Style neoyorkino de mediados de los setenta. Como todo evoluciona, ya medida que los trabajos de otros llegaban a sus manos los suyos sufrían metamorfosis: desde los grandes clásicos como Warhol, Lichtenstein o movimientos antiarte como el dadaísmo, hasta las piezas de Eduardo Recife, Thomas Schostok {ths} y Jakob Printzlau que le inspiraron en un principio del que ya está muy lejos.

Ahora son las composiciones de Neasden Control Centre, entre otros, las que le indican nuevos lugares hacia los que dirigirse. “Aunque ya ha llegado a ese momento en el que todo queda impregnado por su estilo personal, un estilo en el que “el todo vale se eleva a la enésima potencia”, explica el vallisoletano.

Según la crítica, cualquier imagen pasada por las tijeras del creador deja de ser lo que era y se convierte en una historia made in Cless que el espectador podrá ver y darle un significado, aunque no sea el verdadero. En cada uno de sus collages todo tiene un sitio y los elementos parecen haber sido colocados y pegados hace un minuto, excepto por una sensación de perfeccionismo y detallismo casi imposibles.