Aitor Martínez: «Me da pánico volver a montar en bici, no porque pueda morir, sino por el drama que viven familiares y amigos»

I.A.
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Segunda oportunidad. Estuvo un mes en el hospital, pero lo puede contar. Después del terrible accidente en el que su compañero y amigo de grupeta Jesús Negro perdió la vida, habla. Lo hace sin rencor, pero con dolor. También con esperanza.

Agarra la vida con fuerza, aunque le han arrebatado parte de ella. Un camión atropelló su destino. Quedó tocado, tanto, que tiene pánico a volver a montar en bici. Algo que hacía todos los días, como aquel 25 de febrero cuando circulaba con Jesús Negro por la VA-30. Les faltaban 200 metros para abandonarla. Él lo hizo. Por desgracia, su compañero, prácticamente, quedó allí. Ahora ve todo desde otra perspectiva. A través de unos ojos vidriosos que abrazan alegría y tristeza. Sonrisas por estar aquí, «tener una nueva oportunidad», y llanto por el que ya no está. O sí... porque siempre Aitor será en parte Jesús, aunque con Jesús se haya ido algo de Aitor.
 
Físicamente, ¿cómo está?
Físicamente estoy mejor, me voy recuperando de las heridas, tengo más movilidad, aunque también es cierto que me van saliendo dolores, pero en las sesiones de fisioterapia me los están tratando muy bien y he empezado a ir a la piscina. Solo he podido ir dos días, porque a nada que me descuido, al no tener defensas, me cojo rápido infecciones.
 
Casi tres meses después, ¿la recuperación va acorde con los plazos médicos que le habían dado?
La recuperación física me están diciendo que es sorprendente. Los médicos y los fisios dicen que recupero muy bien, que soy fuerte. La cirugía va bien, aunque hay que esperar porque me hicieron cinco injertos de bazo y hasta octubre no saben si habrán agarrado. 
 
El impacto fue brutal...
El camión nos golpeó a Jesús y a mí por detrás. Me rompí cinco costillas, cuatro en el lado izquierdo y otra en el derecho. Una de las costillas me perforó un pulmón. Me extirparon el bazo, pero además me tuvieron que abrir bastante más porque tenía muchos hematomas. A raíz del golpe, la cintura pélvica se me abrió y me afectó muscularmente a la pierna izquierda que no me respondía y me costó recuperar. Además de muchos hematomas internos, en el intestino, en el estómago... que hicieron que me volvieran a ingresar porque no sabían si eran bolsas de retención y estuve 50 días pinchándome heparina.
 
¿Le queda mucho tiempo de rehabilitación?
No saben, ni lo hemos planteado. De hecho tengo citas médicas en septiembre del cirujano para ver si los injertos me han agarrado. También me está mirando un médico forense por las secuelas psicológicas. Me siento un afortunado por estar aquí y más o menos por cómo he quedado, pero tengo momentos muy malos, con pesadillas, sueños…
 
La anímica entiendo que le va a costar más...
Va lentísima. Todo me recuerda a Jesús, al día del accidente y eso que todavía no he montado en la bici. En el momento que me decida a hacerlo pues sé que va a ser muy duro. Ves noticias en la tele sobre este tipo de accidentes, ves a la familia, los homenajes a Jesús… Todavía no he ido al cementerio a verle, me quedan tragos muy duros que pasar, pero también es verdad que estoy recibiendo mucho apoyo de ciclistas, familias, compañeros que me están dando fuerza y ganas para seguir luchando y salir de aquí.
 
¿Qué recuerda de ese día?
Recuerdo que el día anterior habíamos hecho una tirada larga de 150 kilómetros, fuerte y ese día solo salimos Jesús y yo. Le pasé a buscar sobre las 12.30, nos encontramos con dos triatletas, estuvimos con ellos. Siempre tenemos más o menos un recorrido fijado, pero ese día no y recuerdo que le decía a Jesús que fuéramos por la Cañada Real, pero me dijo que era una carretera que tenía mucho bache y que fuéramos hasta Covaresa y bajásemos hasta la VA-30 y me pareció lógico. Entré yo primero en la ronda, Jesús venía detrás, me dio un relevo por dentro del arcén, le volví a pasar, siempre por dentro del arcén y ya vi la salida que íbamos a coger a pocos metros, la del Camino Viejo de Simancas. Lo último que recuerdo fue decirle que si salíamos por ahí y él me dijo que sí. Nos faltaban 200 metros… Y ya no recuerdo más.
Lo siguiente que recuerdo, a pesar de estar consciente durante todo el accidente según me confirmó luego la Guardia Civil, es poco antes de entrar en quirófano que me contaron lo que me había pasado. 
 
Fueron atendidos, en un primer momento, por una agente de la Policía Nacional y una enfermera que estaban cerca del accidente... Además, en la ambulancia también iba una conocida vuestra...
Quería dar las gracias al 112 y a la agente de la Policía Nacional y la enfermera que fueron los primeros en parar y atendernos hasta que llegó el 112. En la ambulancia iba una amiga de los dos, con la que habíamos estado dos días antes. Noemí no conoció a Jesús en un primer momento, porque estaba muy pálido, pero al estar allí la agente le dijo que si tenían una manta. No entendían para qué y es cuando les dijeron que había otro ciclista herido, que era yo, de ahí que llamaran a una segunda ambulancia. Noemí se acercó a mi que, al contrario que Jesús, estaba lleno de sangre pero consciente. Decía como me llamaba, que era policía local y que llamaran a mis padres. Noemí se dio cuenta de quién soy me empezó a dar apoyo a decirme si sabía quién era, que era Noemí la amiga de Jesús... Me preguntaba que con quién iba y yo le decía que con más gente, pero no decía el nombre de Jesús. Entonces, según me contó Noemí después, a ella le empezó a preocupar cómo le iba a contar a Jesús que yo había tenido un accidente muy grave, hasta que, una vez que establecieron a Jesús y le sacaron de la parada cardiaca , se fue hacia a la ambulancia con pánico porque se temía que aquel ciclista que no había conocido era su amigo Jesús. Cuando le vio le dio un ataque de ansiedad y, según me contó, lo único que ya acertó a hacer fue agarrarle la mano hasta el hospital y ponerse a rezar.
Hicieron un trabajo espectacular porque le llevaron con vida al hospital, pero una vez allí sufrió otra parada y de ahí no pudo salir. 
A mí me llevaron al clínico y conmigo también hicieron un trabajo increíble. Estoy muy agradecido a toda la planta tercera del ala sur porque el mes que he estado allí no me han cuidado, me han mimado, tanto cirujanos como el personal.
 
¿La Guardia Civil le ha explicado cómo ocurrió?
Sí. El conductor ha dado versiones contradictorias, primero dijo que no sabía lo que había pasado, que no nos vio y luego que sí nos había visto y que habíamos sido nosotros los que nos habíamos metido en la carretera. Pero no fue así. Hay dos testigos, el camionero que venía detrás, que fue el que paró al conductor para decirle lo que había provocado, y una mujer con su hijo que lo vio todo. De hecho, el niño, según se recoge en el atestado le dijo a su madre que no adelantara al camión que iba haciendo cosas raras. El camión nos impactó a 95 kilómetros por hora, según refleja el tacómetro. Invadió el arcén con tan mala suerte que nosotros íbamos por allí.
 
¿Le ha dado muchas vueltas a todo lo que pasó?
Muchas. Estuve un mes ingresado y en cada momento pensaba en el accidente. Siempre que veía estas noticias por la tele decía: a mí no me va a pasar, esto es muy difícil que me pase pero pasa, y toca y te cambia la forma de ver la vida, tanto en lo personal como en lo deportivo. Yo no sé si volveré a andar en bici de carretera porque tengo pánico. Me gusta mucho la bici, pero hoy por hoy, aunque ande menos o disfrute menos buscaré los caminos con la bicicleta de montaña. 
Me da pánico, y no porque yo tenga un accidente y me muera. Me da pánico por lo que dejas aquí, por la familia, tus amigos, compañeros… toda esa gente con la que convives día a día y que viven un drama…
 
Esa parte la está sufriendo por la pérdida de Jesús y porque ve lo que está pasando su familia…
Lo he visto cuando me he ido recuperando por mis padres y mis hermanos y amigos, pero también cuando veo a la familia de Jesús que se me hace muy duro. Los ciclistas en carretera, mientras no cambie la legislación que no creo que cambie, se la juegan todos los días. Te cruzas con muchos coches, con muchos camiones, cualquiera de ellos puede tener un despiste y nos puede pasar a todos.
 
¿Cómo se soluciona esto?
En mi caso, el conductor iba totalmente despistado. La Guardia Civil, aunque no lo puede demostrar, entiende que iba entretenido con el móvil, mandando mensajes o hablando, o mirando el GPS. Una medida podría ser que los coches tuvieran un inhibidor para que inutilizaran el teléfono mientras vas en él. Eso para solucionar este caso, pero luego están los conductores que beben o se drogan y cogen el coche… Es muy difícil, salvo que se hagan carreteras exclusivas para uso ciclista. No hay otra solución. Yo llevo poco haciendo bici de carretera, desde 2012. ¿Con cuantos coches me habré cruzado? Millones. Con uno que venga despistado te arruina.
 
Hay una guerra absurda entre el colectivo ciclista y el automovilista, cuando lo lógico es que se respeten las normas, por parte de todos… Los conductores alegan, a veces por desconocimiento, que deben ir en fila de a uno, que como no tienen seguro y no pagan impuesto de matriculación ni de circulación no deberían ir por la carretera, como si eso fuera a evitar accidentes, cuando como sí se evitan es respetando la distancia de seguridad, norma fundamental para el ciclista…
A todas estas personas les diría que ese ciclista tienen a gente esperándole en casa. Ha salido a hacer un deporte. Que aunque no lleve matrícula ni pague el impuesto de circulación es una vida. Son gente desconocida pero que se planteen si los adelantamientos los harían igual si el que va en la bici fuera su hijo, su padre o su hermano. Es esperar 15 segundos, en esos segundos nos jugamos la vida.
 
El colectivo ciclista también debe hacer autocrítica. Se les acusa de no respetar los semáforos, ir por dirección prohibida, de ‘cháchara’ por la carretera… Y no dejan de tener razón.
Desde luego. No siempre hacemos las cosas bien y hay que dar ejemplo. Si hay que pararse en un semáforo se para. Se puede ir en grupo y en paralelo, pero con conocimiento, hay que ir atento a la circulación porque vamos por una vía por la que va más gente. Somos la parte más frágil y por nuestra seguridad debemos extremar la precaución.
 
La vía judicial, ¿en qué punto se encuentra?
Va a haber un juicio, donde probablemente se le impute un homicidio por imprudencia al camionero. A finales de mayo tengo las previas, pero hasta que no esté completamente recuperado el juicio no se va a celebrar. 
 
El colectivo ha respondido como nunca con una concentración en la Plaza Mayor que reunió a cerca de un millar de ciclistas. ¿Cómo le llegó toda esa oleada de cariño y rabia al mismo tiempo?
Mi teléfono quedó reventado. Además, estuve cinco días en la UCI y tampoco lo podía utilizar. Cuando estaba en el hospital solo me salía preguntar por Jesús, que cómo estaba, que le quería ver, pero nadie me decía nada. Hasta que un día mi hermano me dijo suavemente que Jesús no lo había podido superar y yo no lo entendía. Yo pensaba que también estaba muy mal, pero que ahí estaba y que Jesús, aunque mal, también estaría con vida. Pero ya le vi que se puso a llorar y me di cuenta de lo que había pasado. Me tuvieron que sedar y creo que estuve como dos días, del sábado al lunes, sin enterarme de nada.
Una vez que paso a planta y me dan un teléfono y me llegan todos los mensajes, con todo lo que me había escrito y empiezo a ver todas las imágenes y mi hermana Itziar me enseña fotos de la concentración me quedé sorprendido de la trascendencia que había tenido. Me dio mucha fuerza para seguir luchando en el hospital y tener ganas de vivir y de volver a ser ciclista. Y también me ha cambiado mi forma de ver la vida, como he dicho antes. El dar un beso a tus padres todos los días, el decirles te quiero, a los amigos, a los compañeros… 
 
Los homenajes se han sucedido todos estos días hasta el de ayer, que también fue multitudinario y en el que participó también en primera persona...
Han sido momentos muy bonitos, pero también muy duro. En el de las Contiendas lo pasé muy mal porque después de mes y medio vi al padre, a los hermanos y a Chus la novia de Jesús. Han sido súper respetuosos conmigo porque han estado preguntado todos los días por mí y respetaron que fuera yo el que fuera a verlos, a que estuviera preparado y ese día lo pasé muy mal, lloré mucho. También en Arroyo cuando leí el manifiesto y empecé a recordar a mi amigo y compañero Jesús, me di la vuelta, respiré hondo y escuché el silencio. Vi a la gente llorar y fue muy emotivo y duro… Pero todo eso me vino bien, llorar, dedicarle a Jesús todas esas palabras, todos estos reconocimientos… Me ha hecho ser más duro, poder contar todo lo que ha pasado. Estoy con una psicóloga que me ayuda mucho, he conseguido poder hablar, no solo llorar. Cuando llevaba una semana en el hospital me vinieron a ver mis amigos y se me saltaron todos los puntos, solo con verlos. 
 
¿Quién era Jesús Negro de Paz?
Nos conocimos en 2012. Ninguno de los dos hacía bici de carretera. Empezamos con ella para mejorar en las marchas de BTT, porque nos daba más fondo y más chispa. Congeniamos mucho y la relación diaria que teníamos encima de la bici la pasamos también al plano personal. Jesús formó un grupo de seis o siete personas que no nos conocíamos de nada y nos unió como una familia. Óscar, Felipe, Tinín, Ramón, Edu, él y yo salíamos mucho a entrenar y eso generó un vínculo muy especial. 
Como íbamos juntos a todos los sitios, decidimos hacer una equipación para llevarla a las marchas, para que nos conocieran y le puso el nombre de Sofocón. Buscamos patrocinadores y pedimos la ropa, que llegó el 5 de marzo. Era la ropa de Jesús. Para su Memorial, una de las pocas cosas que he podido hacer, es un maillot que vamos a llevar todos puestos que se ve que es Jesús y está dedicado a él.
 
Hay proyectos pendientes...
Teníamos muchos proyectos juntos. Uno de ellos era hacer el Camino de Santiago desde Valladolid, que el día que pueda andar en bici lo haré. Otro proyecto era hacer la Madrid-Lisboa con un equipo mixto. Íbamos a ir Jesús y yo y Anna Pujol. Ese ya no le vamos a poder hacer, pero el Camino de Santiago le vamos a hacer. Además, él era muy echado para adelante y recuerdo que le dije que había habido uno en Valladolid que lo había hecho en un día y el también dijo, pues nosotros también y yo le dije que no, que había que disfrutarlo, hacerlo tranquilo, aunque si por él hubiera sido lo hubiéramos hecho de una tirada pero le convencí para hacerlo en etapas y así lo haré.