La impronta de un alcalde con sello propio

M. Rodríguez
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La candidatura de León de la Riva está marcada por el juicio que tiene fijado para el próximo 27 de abril y los efectos derivados de una posible condena de inhabilitación

Su figura genera por igual odio y pasiones. Algo de lo que es muy consciente Francisco Javier León de la Riva, que siempre ha presumido de que nadie ni nada le frena cuando quiere defender «los intereses de su ciudad» o cuando considera oportuno expresar su opinión personal sobre algún tema. Así, su carácter ha forjado una impronta personal, a la que ha sido fiel e incluso ha ido alimentando durante toda su carrera política, que le ha valido en las dos últimas décadas el apoyo de la mayoría de los electores vallisoletanos en los procesos a los que ha concurrido. Un aval indiscutible ante su partido, donde también tiene repartidos por igual defensores y detractores, y que había permitido que en las dos últimas décadas fuera el cabeza de lista indiscutible.

En este tiempo, Francisco Javier León de la Riva se ha llevado por delante cuatro candidatos socialistas y tres de Izquierda Unida, pero esta vez el rival es muy distinto e inmune a su tirón popular. En el Partido Popular han existido dudas sobre su séptima nominación por el juicio por desobediencia que tiene fijado para unos días antes del inicio de la campaña electoral. Y aunque desde la dirección provincial se nieguen rotundamente en público, y achaquen la demora   en el nombramiento a los propios plazos marcados por el Comité Electoral, parase claro que la posible inhabilitación derivada de una sentencia condenatoria ha asustado y mucho a la dirección nacional del partido.

En las últimas semanas en los mentideros políticos y mediáticos de la capital se han barajado diversos nombres como alternativa al valor seguro que hasta el momento había representado León de la Riva. Nunca antes se había especulado con tanta fuerza con su marcha forzada, ya que él llevaba meses mostrando su disposición absoluta para repetir y convertirse de largo en el alcalde que más años ha estado al frente del Consistorio vallisoletano.

La incertidumbre ha sido tal que ayer el presidente del PP de Valladolid, Ramiro Ruiz Medrano, tuvo que desmentir que él mismo fuera el elegido o se postulara para sustituir a su compañero durante casi dos décadas en la bancada popular del Consistorio.

Ahora que se ha despejado la duda sobre su nominación las miradas pasan a estar puestas en la lista que le acompañará. De momento, desde el PP de Valladolid sólo se confirma que, como es tradicional, el candidato a la presidencia de la Diputación Provincial, Jesús Julio Carnero, será el número dos. «La lista del Ayuntamiento se hará de común acuerdo entre el candidato y el partido», aseguraba ayer el propio Carnero, en su calidad de secretario general del PP. Un acuerdo que, según algunas fuentes del partido, no será fácil porque puede implicar desplazar a algunas personas más cercanas al actual alcalde y que deberá tener muy presente los efectos de una posible condena de inhabilitación para ejercer cargo público.

Una posibilidad que no contempla el candidato que se muestra convencido de obtener una sentencia absolutaria, al igual que ya lo consiguió en el caso de las manipulaciones del Plan General de Ordenación Urbana donde finalmente no resultó imputado, aunque sí que está su antiguo concejal de Urbanismo, José Antonio García de Coca.

Polémicas. Francisco Javier León de la Riva siempre ha presumido de que tiene una fuerte personalidad y a esa genética recurre para justificar sus declaraciones más polémicas. Las últimas en el verano de 2014. Entonces aventuró, en una entrevista, la posibilidad de que al entrar en un ascensor haya «una chica con ganas de buscarte las vueltas, se mete contigo, se arranca el sujetador o la falda y sale dando gritos diciendo que le has intentado agredir. Ojo con ese tema». Una palabras que tuvo que matizar en pocas horas dado que  saltaron a medios nacionales e internacionales. Pero una vez más, tras pedir disculpas públicas en el Pleno, su partido cerró filas en torno a su figura y el incidente se saldó sin mayores costes electorales.

Ese apoyo y su particular carácter que le motiva a crecerse en el castigo como los toros bravos, como ha reiterado en más de una ocasión, le han permitido afrontar este último mandato, donde la oposición no le ha dado tregua con denuncias judiciales y movilizaciones ciudadanas inéditas hasta el momento en Valladolid.  Ahora será las urnas, o quizás, lo tribunales los que decidan su futuro político.