Michelin vuelve a superar los 1.800 empleados en Valladolid gracias a las más de 200 contrataciones realizadas en los dos últimos años. Una vez descontadas las bajas por edad u otras causas, la fábrica de la Ronda Norte y las oficinas generales aledañas contabilizaban 1.839 efectivos a 31 de diciembre de 2015, casi 200 más que hace dos ejercicios y una cifra oficial similar a la de hace trece, cuando la multinacional de Bibendum, como tantas otras de este y otros sectores, empezaba a dejarse llevar por la fiebre de las deslocalizaciones o los traslados de producción para abaratar costes, entonces sobre todo con las miras en Europa del Este.
El 19 de junio de 2003, durante la presentación de los actos del 30 aniversario de Michelin en Valladolid, su entonces director,Manuel Gutiérrez, defendía la apuesta de la multinacional por la «especialización en la fabricación de productos de alta gama». Así respondía a la incómoda pregunta de un periodista sobre el inminente traslado de parte de la producción a Polonia, la de baja gama, coincidiendo con la negociación e implementación de un ‘plan de mejora de la competitividad 2003-2005’ que conllevaba la supresión de 470 puestos de trabajo sólo en Valladolid, además de 600 en Aranda de Duero.
La planta de la Ronda Norte debía hacerse fuerte entonces en productos de alta tecnología y valor añadido para ganarse el futuro, según se repetía cual mantra de puertas afuera y adentro. Y con esa intención, para costear la reestructuración, se anunciaba en esas fechas una inyección de 32 millones en tres ejercicios, aunque no había inversión económica que alcanzara para pagar la factura del empleo que se perdía. Preocupaba mucho el futuro de Michelin enValladolid, y el temor incluso a un cierre o deslocalización completa se extendía más allá de las conversaciones de máquina de café, donde hoy se habla más bien de si la planta vallisoletana ganará carga de trabajo por el cierre de tres fábricas europeas previsto para el próximo trienio.
El fabricante francés anunció el pasado mes de octubre que cesaría la actividad de sus fábricas de Fossano (Italia) y Oraniemburgo (Alemania) a lo largo de este año; así como la de Ballymena (Irlanda del Norte) en 2018, con una pérdida de casi 1.600 empleos entre las tres. Una noticia dramática ocurra donde ocurra, evidentemente, aunque esta vez en Valladolid no predomina el pesimismo por temor al contagio, sino al contrario. No hay información oficial de redistribuciones de producción, ya que por ejemplo ni siquiera está totalmente descartada la posibilidad de que la planta de Fossano siguiera hasta 2017, según la prensa italiana. Y si Valladolid recibiera más carga de trabajo para alguna de sus áreas sería más adelante, no a corto plazo; pero de momento, en cualquier caso, sólo hay especulaciones.
La factoría de Valladolid cuenta en concreto con cuatro áreas de producción: la de semiterminados, también conocida como el taller de ‘Z’; renovados de camión (el antiguo recauchutado, dicho de modo coloquial, pero con cierta calidad); neumáticos de turismo y agrícolas de alta tecnología y valor añadido. Y la hoja de ruta de Michelin Valladolid ya viene cargada para este año. Arrancó 2016 con nuevos equipos de trabajadores (los quintos) para ampliar producción de renovados y turismo; y para el taller de semiterminados se ha diseñado un calendario con 354 jornadas de actividad, máximo histórico, aunque no deja de ser una referencia siempre pendiente de que el mercado responda como se espera.
El área logística se amplía este semestre, y también en el mismo periodo debe arrancar otra línea de fabricación más flexible que la actual de turismo para adaptarse con más rapidez a la demanda de unas u otras referencias. Planes en positivo que, en principio, podrían propiciar nuevas contrataciones.