Compañero del agua y amigo de los niños». Charo, una de las hijas de Luis Gallego Martín ‘El Catarro’, calificaba ayer de esta manera a su padre durante el homenaje que el Ayuntamiento de Valladolid realizó a este personaje que ya integra el catálogo de hombres ilustres de la intrahistoria local. ‘El Catarro’ es el barquero de Valladolid con nombre propio. Era la tercera generación de una dinastía que siempre estuvo vinculada al mundo del agua en la ciudad: desde navegar por el tramo urbano del río Pisuerga hasta los paseos más tranquilos en el estanque del Campo Grande. Y, en este emblemático parque, precisamente, desde ayer permanece para siempre la imagen y una leyenda de este vallisoletano inscrito en una placa de broce descubierta en el vallado de piedra que rodea el acuífero, junto a la puerta de acceso a ‘La Paloma’, la mítica embarcación cuya actividad retomó su propio nieto a los pocos días de la muerte del entrañable barquero el 12 de abril de 2011.
‘El Catarro’ se hizo famoso remando la embarcación en la que los niños navegaban en el Campo Grande al tiempo que escuchaban sus originales historias alrededor de ese espacio natural, de su flora y de su fauna. Y es que el barquero contribuyó a la íntima unión entre los vallisoletanos de varias generaciones y su parque más urbanita. Su eterna vocación fluvial, le llevó, asimismo, a navegar casi hasta su último día. Así lo indicó el propio alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, quien descubrió ayer la placa conmemorativa junto con el concejal de Desarrollo Sostenible, Jesús Enríquez, y la hija del barquero, Charo Martín.
El regidor le denominó como «hombre sencillo, risueño y jovial porque consiguió que la imaginación conquistara el poder, y que tantos niños viviera a su lado una aventura inolvidable». Así, León de la Riva insistió en que El Catarro es parte de la memoria colectiva de Valladolid, me atrevería a decir que de ese Valladolid legendario, que tanto atractivo y magnetismo tiene para todos».
La viuda de 'El Catarro' charla con la última niña que viajó en 'La Paloma' antes del fallecimiento del barquero. - Foto: Borja Sánchez Durante muchos años, Luis Gallego ayudó a su primo Lucio en el negocio de alquiler de barcas que aún hoy recorren el Pisuerga, hasta que en el año 1976 pasó a colaborar con su tío Marcelino en la barca del estanque del Campo Grande, una tarea a la que permaneció entregado con ilusión y sentimiento hasta casi el final de sus días, cuando era octogenario.
El acto de ayer, presidido también por agua, por una intensa lluvia, contó con la presencia de unos setenta alumnos del Colegio Lourdes y representación varias generaciones de vallisoletanos.