Un niño menos cada día

A.G.Mozo
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La curva de la natalidad vallisoletana lleva ocho años acentuando su caída libre, lo que ha llevado a la provincia a las peores cifras de su historia, con apenas una decena de nacimientos diarios, la mitad que hace cuatro décadas

Hugo, primer niño de 2019 en Valladolid. - Foto: Ical

Hugo fue el primero de 2019. Tras él llegarán unos tres mil bebés más. No será este nuevo año cuando la curva de natalidad de la provincia vallisoletana cambie la tendencia a la baja experimentada desde los fértiles años setenta y acentuada en la última década, cuando se ha pasado de los más de cinco alumbramientos de 2010 –un año que marcó el pico más alto desde el lejano 1985–, a los cuatro mil que hubo en 2016, para caer ya a la franja de los tres mil en estos últimos años. Así, mientras en 2017 hubo 3.675 nacimientos, para el recién acabado 2018 la proyección es de poco más de 3.400 (si se toma la referencia del primer semestre, el último que tiene anotado el INE).

El termómetro de la natalidad está en las consultas de ginecología, donde constatan la continua caída del número de bebés que nacen: «Las expectativas en Valladolid es que siga bajando la natalidad, pese a que se mantiene algo mejor que otras provincias de Castilla y León», según explica a El Día de Valladolid el jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Clínico, Luis Rodríguez-Tabernero, quien apunta que, por lo que ven en las consultas, «hay una tendencia negativa», que se ve favorecida por la ausencia de políticas contundentes de fomento a la maternidad: «Hay que apoyar la natalidad porque más mujeres querrían tener más hijos pero se necesitan ayudas sociales».

infertilidad. El doctor Rodríguez-Tabernero recuerda igualmente que si, per se, una de cada seis parejas tiene problemas de fertilidad, a partir de los 38-39 años, se eleva a una de cada cuatro: «Hay un marcado incremento de la edad a la que más mujeres tienen su primer hijo y, por tanto, aumentan las gestaciones en las mujeres de más de 40». En este sentido, defiende la reproducción asistida como una vía para ayudar a todas esas mujeres: «Ha salido la noticia de que se quiere aumentar hasta los 44 años la cobertura para las técnicas de reproducción. Todo lo que se haga para incrementar la natalidad, bienvenido sea, pero por encima de 42 los resultados de la fecundación in vitro (FIV) resultan anecdóticos», recuerda Rodríguez-Tabernero, quien defiende que sería «mucho más eficiente continuar haciendo tratamientos hasta los 42 años, por ejemplo, a parejas que ya tengan un hijo, que ahora se las excluye».

Los datos estadísticos que tiene el INE son aún más contundentes y dibujan un panorama en el que en esta provincia, de cumplirse la proyección, se podría haber echado el cierre al peor año de su historia, al menos desde que hay datos en el Instituto Nacional de Estadística: 1941.

LÍMITE: 3.557. Hasta la fecha, el peor dato de natalidad existente en Valladolid es de 1998: 3.557. Nunca hubo tan pocos alumbramientos y la proyección de este 2018 recién cerrado apunta a un nuevo récord negativo, dejándolo en la franja de los 3.400.

Lo que es seguro es que 2017 fue ya el segundo peor, con los 3.675 nacimientos registrados en esos doce meses que devolvieron a esta provincia a las cifras de los años 90 y que solo volvieron a subir a la franja de los cuatro mil durante el pico registrado durante la primera década del siglo XXI, cuando entre el empujón dado por los muchos inmigrantes que llegaron a España y lo aportado por los hijos del Baby Boom patrio, se encadenaron doce años de incremento que tuvieron su fin en aquellos 5.099 bebés de 2010. Eran 14 al día, nada que ver con los 23 que diariamente nacían en 1978 en Valladolid, pero eran más que los trece diarios de 2011, los doce de 2013, los once de 2016, los diez de 2017 y los nueve de 2018...