Los investigadores pudieron averiguar que el principal investigado organizaba operaciones de simulación de accidentes de tráfico cuyo fin era defraudar a las aseguradoras. Los daños producidos en todos los accidentes eran similares, con la particularidad de que en ninguno de ellos había testigos. Además, las reparaciones las realizaban en el mismo taller, propiedad del organizador de la trama.