La aparición de casos de VIH se reduce a la mitad en 5 años

Óscar Fraile
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Valladolid registró 22 infecciones el año pasado, frente a las más de 40 que eran habituales hace un lustro. Las relaciones de riesgo entre hombres han superado a las heterosexuales como principal causa de contagio

La aparición de casos de VIH se reduce a la mitad en 5 años

A principios de la década de los 90 el sida se convirtió en España en la principal causa de muerte de las personas de entre 25 y 44 años. El desconocimiento y la falta de información existente en los 80 sobre el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) hizo que se propagara a una velocidad de vértigo, al mismo ritmo que lo hacía la estigmatización y el rechazo social de los que lo tenían. AL sida se le llegó a conocer como el ‘cáncer gay’ y, en los momentos de mayor desconocimiento, muchos tenían reparo a dar un beso o la mano a los que estaban infectados.

Tres décadas después de este escenario, el sida ha dejado de ser sinónimo de muerte cercana para pasar a convertirse en una enfermedad crónica. Un camino que se inició con la aparición de los fármacos antirretrovirales a mediados de los 80. No obstante, la ciencia todavía no ha podido erradicar esta enfermedad y todos los años siguen apareciendo nuevos casos. Según un informe publicado esta semana por Sacyl, Valladolid registró el año pasado 22 nuevos casos de personas infectadas por VIH, una cifra muy similar a las 24 y 25 de ejercicios anteriores, pero sensiblemente inferior a las 43, 48, 41 y 41 que se infectaron entre los años 2010 y 2013. Se trata de una tendencia que también se observa en la Comunidad, donde se ha pasado de algo más de 130 infecciones al año a unas 90 en ese mismo periodo de tiempo. Con todo, Valladolid sigue teniendo una de las tasas de incidencia más alta de la Comunidad, con 4,2 casos por cada cien mil habitantes. Solo la superan Burgos, con 6,1 y Salamanca, con 4,7.

Esta es la estadística oficial, pero las asociaciones que trabajan con este colectivo sostienen que la cifra real es más alta porque hay personas que están infectadas y no lo saben. Elena Rincón, integradora social del Comité Ciudadano Antisida de Valladolid, dice que «no es posible» saber la cifra real porque «hay un porcentaje importante de infección oculta». Y en esto tiene mucho que ver la estigmatización social que siguen sufriendo los que tienen el VIH y los que desarrollan la enfermedad del sida. No es tan agresivo como en los 80, pero sigue existiendo. «Es este mismo estigma el que supone un motivo para que muchas personas no acudan a realizarse la prueba por temor al resultado, lo que favorece el retraso diagnóstico y que un porcentaje considerable de la población no sea diagnosticada», añade Rincón.Una percepción que confirma Sacyl con datos. «A pesar de que la prueba de VIH es gratuita, el 35,9 por ciento de los nuevos diagnósticos ya tenían una inmunodepresión moderada-grave», dice su informe. En el mismo Comité Ciudadano Antisida se realizan pruebas rápidas por saliva. Un diagnóstico tardía implica mayores complicaciones en la evolución de la infección.

Otra de las tendencias que muestran los informes de los últimos años es que los nuevos contagios cada vez son más frecuentes por las relaciones sexuales entre varones. Concretamente, fueron el origen de la mitad de los casos el año pasado en Castilla y León, frente al 36,2 por ciento de las relaciones heterosexuales de riesgo, que eran mayoría hace pocos años. El 1,1 por ciento de las nuevas transmisiones es por compartir jeringuillas para el consumo de droga, un motivo que era el principal en los años 80. Por sexos, el 84,6 por ciento de los nuevos casos son hombres, con una edad media de 38 años.

Recursos «insuficientes». Rincón considera que el aumento de transmisiones por relaciones entre hombres demuestra que «los recursos y las medidas de prevención que se están llevando a cabo son visiblemente insuficientes» y reclama este aspecto se convierta «en uno de los principales objetivos de la lucha contra el VIH».

También llama la atención que, entre los varones, las infecciones se producen cada vez a una edad más temprana. «En nuestro trabajo con la población joven observamos que en unas ocasiones no existe percepción del riesgo, y en otras, cuando sí que existe, es errónea», asegura la representante del Comité Antisida. Por eso las campañas informativas siguen siendo tan importantes, aunque hayan pasado más de 30 años de la aparición de la enfermedad. Y por sigue existiendo el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra este sábado.

Se trata de una jornada que busca poner fin a lo que se conoce como serofobia, es decir, el rechazo social a los que tienen el virus o ya han desarrollado la enfermedad del sida. «Desde el inicio de la epidemia comenzó a generarse una opinión y una imagen social extremadamente negativa del virus, alimentada por la desinformación y el papel de los medios de comunicación en cuanto al tratamiento de las noticias», dice Rincón. Según ella, la discriminación se produce «en prácticamente todos los ámbitos de la vida», como el acceso al trabajo. «También en la atención snaitaria, tanto pública como privada, donde no se les permite acceder a ciertos servicios o seguros de salud y vida», añade. Lo mismo que sucede con ciertas profesiones sanitarias, señala. «El estigma también atraviesa la vida social, donde lo más habitual es ocultar la información a la propia familia y el entorno por miedo al rechazo, lo que genera una situación de estrés que debilita el sistema inmunitario», concluye.