«Las nuevas tecnologías mejoran la interacción con el alumno

M.Rodríguez
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El profesor de la UVa, Alfredo Corell, elegido el mejor docente universitario de España, defiende que las nuevas tecnologías mejoran la interacción con los alumnos

Alfredo Corell

El profesor de inmunología de la Facultad de Medicina y director de Área de Formación Permanente e Innovación Docente de la Universidad de Valladolid (UVa) Alfredo Corell, es el mejor docente universitario del país. Así, lo certifican los Premios Educa Abanca Mejor Docente de España, que los han premiado porque encarna el perfil del profesor que destaca la importancia de la innovación docente y el uso de las nuevas tecnologías en el aula, pero sobre todo subrayan la importancia de la implicación de los alumnos en el proceso de aprendizaje. Un reconocimiento que suma  al que recibió en noviembre del año pasdo por su proyecto ‘Immunomedia’ para facilitr la enseñanza, el aprendizaje y la divulgación de la inmunología, que fue reconocido con el premio Medes 2018 a la mejor iniciativa en el uso del español para la divulgación del conocimiento biomédico.

¿Qué supone para usted este premio? ¿Es el reconocimiento de sus alumnos a su metodología?

Es un orgullo el haber conseguido este reconocimiento. Es un poco increíble, por otro lado. No me quiero creer mucho esto de ser el mejor docente de España. Pero, sin duda, estos premios tienen un punto de partida muy especial, que es que te tienen que proponer los estudiantes. 

¿Por qué considera que le han propuesto? ¿Qué es lo que más valoran en su docencia?

Las motivaciones para esta propuesta pueden ser múltiples, pero habitualmente cuando me escriben o me agradecen la docencia una de las cosas que más les gusta es que les involucro, que son participes en el proceso del aprendizaje. Otra cuestión es que es un aprendizaje muy colaborativo. Durante todo el cuatrimestre de la asignatura trabajamos en equipo y ahí aprenden cuestiones tan básicas como habilidades de hablar en público. 

Quizá otra cuestión que les resulta atractiva en el caso de la inmunología es que utilizo bastante las nuevas tecnologías y trabajamos con materiales en Youtube, trabajamos en redes sociales y hacemos en el aula, en cualquier momento, evaluaciones interactivas con un sistema que se llama Kahoot. Creo que la tecnología les engancha, además de poder ser participativos en el proceso y sentirse protagonistas, además del trabajo en equipo.

Todo esto que está explicando parece que sería un funcionamiento lógico en el aula hoy en día, pero parece que esta no es la metodología que utilizan la mayoría de sus compañero. ¿Esto despierta recelos o ha provocado críticas de sus compañeros?

No ha sido fácil el camino. Cuando uno es un poco pionero, y yo creo que sí que lo he sido en el tema de la innovación docente en mi entorno, te llueven críticas por salirte del camino. También llegan, incluso, de los propios estudiantes que también ven que el método se sale un poco del sota, caballo y rey al que ellos están acostumbrados. Hay un concepto que me gustaría aclarar y es que en la metodología tradicional la pieza fundamentalmente es  la llamada clase magistral. Yo utilizo clases magistrales. No la considero una metodología obsoleta y sigue siendo útil, pero algunos compañeros piensan que una clase magistral es sentarse y leer el texto de un Power Point. Eso no es una clase magistral.

De hecho, muchos compañeros gustan de sentar cátedra. Un método que usted amplía al hacer  sus clases colaborativas y propiciando que sus alumnos mejoren el material didáctico.

Esta es una de las piezas básicas. Los estudiantes son protagonistas del proceso. Los estudiantes cogen apuntes, siempre los han cogido. Yo les vi y le dije vamos a poner esto en valor. Desde hace unos años tenemos un sistema donde estudiantes voluntarios elaboraban esos apuntes, se iban corrigiendo unos a otros, y de varias versiones de un mismo tema llegábamos a una única versión, recorregida piramidalmente y la última la supervisamos los profesores. Después quedan como apuntes oficiales y eso los estudiantes lo valoran. En los años siguientes esa versión de apuntes se va actualizando y mejorando. Tenemos unos apuntes acumulados de más de 10 años, con lo que son muy buenos.

¿Cuál es el nivel de respuesta de los alumnos porque esto necesita un alto nivel de compromiso?

Cada promoción es distinta, pero los estudiantes tienen asumido el rol pasivo en el proceso del aprendizaje. Y esta interacción les cuesta más trabajo e inicialmente son críticos, pero el nivel de satisfacción acaba siendo muy bueno. Siempre en todos los arranques de curso tengo que buscar a las cinco o seis personas a las que engancha esta metodología para que sean los primeros en sumarse. Les motivo para que empiecen a usar las redes sociales para hablar de Inmunología. Y con eso se inicia el efecto dominó y vas transmitiendo esa ilusión por hacerlo distinto. Al final acaban contentos, pero incluso valoran más esta metodología y las competencias que han adquirido cuando pasan unos cuantos años.

Pero algunos alumnos pueden decantarse por el uso de las nuevas tecnologías pensado que facilita y reduce la carga de trabajo. ¿Cómo se evita esto?

Las nuevas tecnologías no reducen el trabajo salvo que piensen en hacer corto y pego para un trabajo, pero eso lo tenemos muy vigilado y está minimizado. De hecho, todos los trabajos que entregan pasan por un control de plagio. Las nuevas tecnologías llevan a una mejor interacción y facilitan que si estoy en el aula explicando un tema y pueda hacer una autoevaluación en directo. Esto permite que pueda corregir errores de concepto.

También les pido que si alguna cuestión de la clase les parece realmente útil o de interés hagan un hilo de Twitter. Pueden acompañarlo con fotos de clase. Además, dentro del campus virtual, donde están las asignaturas y todos sus materiales, que son propiedad de la UVA, hay un sistema concurso en el que unos estudiantes les proponen a otros retos. Un reto puede ser decir quién ha ganado este año los premios Nobel de Medicina. Tanto el alumno que prepara el reto como todos los que le contestan, por el hecho de tener que buscar la información, ya están aprendiendo. Y esto motiva mucho. Y para los escépticos diré que sobre este tipo de gamificación hemos publicado, en una de las revistas científicas de más impacto, como mejora el rendimiento académico y la satisfacción de los estudiantes con este tipo de metodología.

¿Son suficientes las nuevas tecnologías que ponen la UVa al servicio de sus docentes y alumnos?

Las tecnologías que en este momento tiene la UVa son más que suficientes para cualquier profesor que quiera hacer una cosa medianamente innovadora. Bien es verdad que para algunas aplicaciones concretas se necesita una solución concreta, como algún software externo concreto de uso libre. Pero no creo que, en este momento, los límites de la innovación o la tecnología los ponga la Universidad.

Usted también es muy conocido en las redes sociales por sus ‘minipíldoras’. ¿Esta iniciativa es fruto también de su inquietud personal?

Las ‘inmunopíldoras’ es un poco la joya de la corona de todo mi proyecto de innovación. De hecho, aunque se usan mucho ahora en la UVa no estaban pensadas inicialmente para aquí. Estamos cerca de los tres millones de reproducciones y España es solo el tercer país. En la Facultad nos valen para refuerzo de la docencia en el aula porque en las ‘minipíldoras’ puedo profundizar un poco más y el alumno puede verlas todas las veces que necesite. Además, sino puede ir a clase lo puede recuperar viéndolas. Y ahora las utilizo para hacer lo que llamamos la clase inversa, que es una nueva metodología docente que conlleva que el alumno ve el día anterior la píldora en su casa y la clase se hace más práctica y para resolver dudas. 

¿Se han sumado más profesores a la iniciativa de las ‘inmunopíldoras’?

Ya no es una iniciativa exclusiva mía. Ahora mismo, en la sección de píldoras del conocimiento de la UVa hay más de 20 áreas distintas. De hecho, el servicio de medios audiovisuales, que es una pieza imprescindible para que esto funcione, ha promovido y facilitado que profesores  de distintos campus las puedan grabar. Además, las ‘píldoras’ se han extendido fuera del área de Ciencias de la Salud y han salpicado a todas las áreas. 

¿Qué le parece la escasa oferta de la UVa en formación online?

Estamos en un proceso de revolución. Todas las universidades públicas tienen que ser conscientes de que la globalización ha que permitido que la enseñanza se democratice y, por lo tanto, hay que competir. Aquí hemos empezado un poquito tarde, pero ya hay un plan específico para poner en marcha algunas titulaciones online. Aquí, la universidad ha sido más conservadora y ha esperado, pero lo que se está poniendo en marcha de docencia online es de más calidad.

¿Qué titulaciones se impartirán online?

Se está pensando en algún máster, en primera instancia, y doctorado, pero sobre todo en cursos cero, previos a los grados. También estamos estudiando los cursos masivos, que son divulgativos.

¿También llega tarde la UVa a los cursos masivos, donde sin embargo usted sí que está presente?

Estos cursos masivos, que fueron el boom hace igual tres o cuatro años, están ahora en retroceso porque hay una cierta reflexión. En el fondo, las universidades que los iniciaron, en la zona de Harvard, que tenían mucho prestigio, a la postre lo hacían para monetizarlos y la famosa democratización no ha sido tanta porque si haces el curso no te dan certificación sin pagar. Eso ya no es tan democrático. Y, además, no están dando certificaciones oficiales. Ahora estamos en un momento un poco mejor y ya la gente sabe lo qué hace, para qué le vale y creo que democratiza porque uno puede acceder al conocimiento, pero falta por pulir la parte del reconomiento. La UVa no ha hecho muchos cursos masivos, pero ya hay un par de equipos trabajando en ellos. Unos están en Segovia y han hecho un par de cursos piloto en un plataforma europea y otros están aquí y también han hecho otro par en una plataforma de pruebas. Pero cursos grandes los pondremos este año en marcha.

¿Y es suficiente el nivel de formación o reciclaje de los profesores en esta materia?

Los profesores de Universidad no venimos formados como docentes sino que estamos formados en nuestro campo de conocimiento, normalmente en investigación. A nosotros se nos supone esa formación, ni siquiera nadie nos enseña cómo hablar en público ni dar una clase magistral. Esto depende de la buena voluntad de cada uno de querer formarse.

¿Y cómo director de formación de la UVa cuál es su valoración?

Esta Universidad ofrece todos los años cursos que permiten el reciclaje, pero tenemos una limitación que es general de todas las universidades de que la formación no es obligatoria.

¿Qué supuso para usted la conferencia del TEDx Valladolid, que se hizo viral en las redes, para el refuerzo de sus innovaciones en el aula?

El momento de TEDX Valladolid fue muy especial. Agradezco a la organizadora esta oportunidad porque es como abrir otro canal de comunicación muy distinto. El proyecto Immunomedia y todo lo que estaba haciendo en innovación docente se conocía en dos ámbitos: en el de Inmunología español y en ámbito de Innovación en universidades. Pero TEDx Valladolid permitió que el proyecto se conociera en muchísimos más sectores y en la sociedad en general. El impacto del proyecto a partir de ese momento ha sido absolutamente diferente. Es un antes y un después.

 

¿Considera que esta notoriedad pública que ha alcanzado y las suspicacias por sus innovaciones docentes están detrás del ataque homófobo que sufrió hace unos meses?

No lo sé si tiene relación. Esto ocurrió en noviembre y sí que coincide en el tiempo con que la primera vez que se pusieron estos papeles homófobos, días antes, me habían concedido el premio Medes, que probablemente es uno de los premios con mayor impacto que voy a ganar en toda mi carrera. No fue un proyecto a mí sino a al proyecto de Inmunomedia con las ‘inmunopíldoras’ porque lo que se premia, en este caso, es la divulgación de la Medicina en español. Y eso son palabras mayores. Se lo han dado a instituciones como la Universidad de Salamanca o la Fundación de Cienciay Tecnología del Ministerio. Estar en ese grupo a mí me pareció un regalazo y una cosa que tú piensas que no vas a conseguir nunca en tu carrera. Y pocos días después fue el ataque con los papeles.

¿Sospecha quién o quiénes pueden haber sido?

Hay gente que en esto ve directamente envidia, una reacción de envidia, que tiene que ser con mucha inquina porque estuvieron inundados los pasillos del departamento y había papeles pinchados en el tablón de anuncios. Yo no lo vi, que creo que era el objetivo de las personas que los colocaron. Puede ser, pero en el fondo no tengo ninguna pista, ni sospecha de quién haya podido ser. Algunos sectores de la Facultad piensan que han podido ser estudiantes de algún movimiento radical de extremísima derecha e intolerantes, pero no tengo ninguna prueba de que esto sea así. Otros lo atribuyen a una reacción de envidia de personas académicas o del personal de administración. Yo no tengo motivos y, en todo caso, sería igual de doloroso si fueran estudiantes o si fueran compañeros.

¿Tiene la UVa planes para luchar contra ataques homófobos?

No hay un programa concreto, pero sí que en estos días se está haciendo una encuesta para detectar cuál es la situación frente a estos temas. A lo mejor vamos un poco tarde y esto había que haberlo hecho antes, aunque la encuesta estaba prevista en el plan de actuación. Tampoco hay un plan de formación concreto para acoso laboral o violencia de género, aunque en este caso está la Cátedra de la Mujer. En estos temas quizás vamos un poquito lentos porque quizás pensamos que en el ambiente universitario esto está más asumido.

¿Y no deja de ser sorprendente que estos ataques tengan cabida en el ambiente universitario, el templo del conocimiento?

Necios los hay, probablemente en todos los niveles. Este ataque lo único que revela es una situación de odio claro a una realidad o de rebelión ante un reconocimiento. Que a estas alturas del siglo XXI la palabra socialista, al margen del ataque homófobo, se considere un insulto me asusta más. Y lo que más me asustó en que se repitieran hasta en al menos tres ocasiones. Eso fue lo que motivó que empezara a moverlo, primero internamente en la Universidad y luego denunciándolo en la Policía porque yo algunas noches salgo de aquí a las 9 de la noche y quién me dice a mí que los autores de esto no me están esperando para agredirme. Había reiteración y premiditación porque no es que alguien ponga en una red social: «Maricón, qué has hecho». No, no. Se han impreso unas octavillas, se han fotocopiado, se han desplazado a la Facultad a una hora que nadie lo pudiera ver y lo ha distribuido.