Los arrestados, de 52 y 45 años, destrozaron presuntamente el domicilio llevándose la totalidad del mobiliario. Cuando los propietarios pudieron acceder al edificio observaron multitud de desperfectos, ya que habían sido arrancados los interruptores de la luz, las jambas de las puertas y el zócalo. Ninguno de los detenidos tenía antecedentes por lo que fueron puestos en libertad tras declarar.