El decreto prohíbe la muerte de cualquier astado en festejos taurinos populares y tradicionales y fue aprobado por las Cortes de Castilla y León en relación con el toro que cada año, desde hace casi cinco siglos, protagoniza en la villa de Tordesillas el Torneo del Toro de la Vega. Los vecinos pretenden conservar en su integridad y pureza tradicionales el festejo.