"Espero que la ultraderecha no arraigue en España"

JAVIER M. FAYA (SPC)
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El exprimer ministro francés y ahora candidato a la Alcaldía de Barcelona con una plataforma que engloba a Ciudadanos muestra su malestar con los populismos que llegan desde la derecha y la izquierda

"Espero que la ultraderecha no arraigue en España" - Foto: XAVIER JUBIERRE

La consigna en Ciudadanos era muy clara en Andalucía: Vox, cuanto más lejos, mejor. Por eso se le ninguneó, para enfado de los de Abascal, en las negociaciones con el PP por la Junta, que cristalizaron el pasado miércoles. Ahora hay que comprobar si hay daños colaterales, comenzando por Barcelona, donde su candidato a la Alcaldía -por el que dejaron que se diluyera la marca por la plataforma que lidera-, Manuel Valls, expresó su malestar en la noche electoral del 2 de diciembre y el pasado viernes también.

Dígame la verdad. ¿Cuántas llamadas de teléfono le ha hecho Arrimadas para decirle que no se preocupara con Andalucía, que no iban a pactar con Vox, etcétera, etcétera?

Hablamos habitualmente sobre infinidad de temas, también sobre Andalucía, ya que compartimos los valores fundamentales y una misma mirada política. Inés Arrimadas me parece una política ejemplar, que ha tenido que aguantar lo que no está escrito en Cataluña, y con la que tengo muy buena sintonía. 

¿Cree que la ultraderecha va a arraigar más en España que en Francia? Igual no es tan fiera la de Santiago Abascal en comparación con la de Marine Le Pen.

Espero que la ultraderecha no arraigue en España. Sería una pésima noticia. Abascal puede parecer menos fiero que Le Pen porque acaba de llegar, pero comparten el mismo ideario político basado en el discurso del odio, que daña los valores democráticos más fundamentales.

¿Ve a Podemos tan a la izquierda de la izquierda como Vox de la derecha? 

Durante demasiados años, los partidos tradicionales no han sabido dar respuesta a las principales preocupaciones de los ciudadanos en temas como la desigualdad, la seguridad, la vivienda, la inmigración o las políticas sociales. Los populismos extremos, tanto de derechas como de izquierdas, se están aprovechando de ello. 

El otro día dijo que iba a acabar con el top manta y más de uno le llama fascista por eso. ¿Qué medidas tomaría con este problema? ¿Y con la inmigración?

Mi lucha contra el top manta tiene que ver con la defensa del espacio público y los comerciantes. No pueden llamarme fascista por ello. Hay que mandar un mensaje claro para que Barcelona deje de ser un polo de atracción para estas mafias que explotan a los inmigrantes. Y eso se articula con una mayor presencia policial en la calle, sin necesidad de criminalizarles.  

En Sevilla parece que están empeñados el PSOE y Podemos en que Cs debe retratarse ante Vox. Al final ha logrado evitar la foto... ¿Le preocupa lo que está pasando?

Claro que me preocupa. He dejado clara mi postura en numerosas ocasiones. Creo que el PSOE tendría que abstenerse para dejar gobernar a PP y Ciudadanos. Evitaría así suscitar sospechas de que con su oposición hace el juego a la extrema derecha.

Usted aún no ha negociado con Ciudadanos la composición de su plataforma. ¿Todo esto va a influir de una forma decisiva?

Ningún partido tiene la lista electoral. Todavía es pronto. Mi plataforma es transversal, en la que están representados Ciudadanos, pero también el catalanismo moderado, socialistas y profesionales independientes que nunca han militado en partidos. Una plataforma transversal que tiene un objetivo: poner a Barcelona en el centro del debate.

El candidato del PP, Josep Bou, le tiende la mano y se compromete a darle su apoyo si es necesario para hacerle alcalde. ¿Haría lo mismo?

Agradezco el gesto de Bou. Creo que las fuerzas constitucionalistas tenemos que estar unidas, ya sea antes o el día después de las elecciones. Yo haría lo mismo, pero mi candidatura es la única con opciones reales frente a separatistas y populistas. 

Él dice que se rodeará de independientes y nadie del PP, igual alguno... ¿Sería eso lo deseable?

Siempre es bueno que profesionales cualificados alejados de los partidos se incorporen a la política, aunque sea de forma temporal. 

¿La marca Ciudadanos vende?

Ciudadanos es el primer partido de Cataluña y estoy muy agradecido por su apoyo a mi plataforma. En estas elecciones, sin embargo, creo que tenemos que superar la lógica de los partidos para recuperar Barcelona. Debemos estar unidos frente a los separatistas y los populistas.

¿Se llegó a sentir utilizado cuando le presentaron a bombo y platillo los naranjas como su fichaje estrella?

En absoluto.

¿Es Rivera el Macron español?

Son políticos distintos pero tienen similitudes evidentes. Comparten una misma idea de Europa, la defensa de los valores liberales frente a los populismos y una apuesta firme por una sociedad y una economía abiertas. Se han dado cuenta de que el eje izquierda-derecha está en crisis y es necesario superarlo para dar respuesta a los nuevos desafíos de Europa.  

¿Cómo ve la campaña en Barcelona? ¿Qué haría nada más llegar, aparte de restituir un busto del Rey Juan Carlos que quitaron?

Estas elecciones son trascendentales para el futuro de Barcelona, pero también para Cataluña, España y Europa. Está en juego si la ciudad quiere ser una de las capitales del Mediterráneo y del sur de Europa o de una hipotética república catalana. Durante estos meses he hablado con muchos ciudadanos que me han transmitido la necesidad de un cambio para recuperar Barcelona de la mala gestión de Ada Colau. Espero una campaña tolerante y moderada, en la que se pueda discutir sobre el modelo de ciudad, más allá de la demagogia independentista. Al llegar al Ayuntamiento me reuniré con los responsables de la Guardia Urbana para diseñar un plan integral para atajar el principal problema de los barceloneses: la inseguridad. 

¿Cómo definiría la gestión de Colau?

Poco profesional, sectaria y equivocada; además de una inacción preocupante en la toma de decisiones importantes para Barcelona. Hemos perdido prestigio como ciudad, pero no es tarde para recuperarla. 

Decían las malas lenguas que si pierde, deja la política. ¿Es la Estación de Sants la última parada?

La vida política da muchas vueltas. Lo que sí puedo avanzar es que asumiré la responsabilidad que se derive de las elecciones municipales, ya sea como alcalde o regidor.

¿Qué le diría al que le acusa de ser un chaquetero?

Que no sabe de lo que habla. A diferencia de otros políticos, yo siempre he estado en la misma casa ideológica, en el socialismo liberal que representaba Michel Rocard. Creo, eso sí, que la socialdemocracia tiene que renovarse y que los nuevos desafíos que tiene Europa requieren superar el viejo eje izquierda-derecha.

¿Hasta dónde llega la ambición de Manuel Valls? Creo que Barcelona se le queda pequeña.

Barcelona no se le puede quedar pequeña a nadie. Es una ciudad global.

 ¿Desde París seguía atento lo que pasaba en Cataluña y Barcelona?

Desde hace años, desde siempre. 

¿Le pareció blando el artículo 155 que se aplicó? 

La aplicación del 155 y la inmediata convocatoria de elecciones me pareció la decisión acertada ante el desafío independentista; que arrinconó a la mitad de la población catalana y rompió con los reglas del juego.

¿Hay que volver a aplicarlo? 

Parece que el primer interesado en que se aplique un nuevo 155 sea el propio president Torra, que alienta a los CDR para que presionen y tiene el Parlament paralizado. Necesitamos volver a la senda de la normalidad y empezar a ocuparnos de los problemas reales de los catalanes y los españoles. Durante demasiado tiempo el procés lo ha tapado absolutamente todo. Ya está bien.

Le han hecho más de un escrache. ¿Ha temido por su integridad física?  

No podemos normalizar los escraches ni la violencia en la calle. Nadie me atemorizará y seguiré denunciando los actos antidemocráticos. Todos ellos, vengan de donde vengan. Necesitamos un debate sereno y tolerante. Esta es la responsabilidad de todos políticos. No he temido por mi integridad física, pero no es normal que políticos como Inés Arrimadas tengan que llevar escolta. 

¿Qué sintió cuando vio a la gente intentando tomar el Parlament? Seguro que se dijo a sí mismo: Mon dieu!, esto en Francia no pasa.

Como político en Francia he vivido de todo.

¿Con qué se queda de esa etapa?

Recuerdo con especial cariño mis 12 años como alcalde de Evry, donde protagonizamos una transformación de la ciudad de la que se enorgullecen. Y, evidentemente, también me quedo con mis etapas como ministro del Interior y como primer ministro. Fue todo un privilegio.

Decía Fernando Sánchez Dragó que si ves a uno hablando mal de España... es que es español. Viendo y admirando ese sentimiento patriótico de los galos, ¿qué nos pasa a los españoles? ¿Complejo quizás?

Cuesta entenderlo, la verdad. La crítica es aquí el deporte nacional.

¿Cómo van a volver las empresas si el Govern es el que es?

Los separatistas actúan sacrificando el interés de sus ciudadanos. No les importa la economía ni los problemas reales de los catalanes. Con el Govern de Torra, que persiste en la idea de romper la convivencia y el Estado de Derecho, será imposible recuperar la normalidad y que regresen las empresas a Cataluña. 

Sánchez ha hecho que a Cataluña y Barcelona les toque el Gordo de la Lotería con cierto retraso y lleguen muchos millones.

No es cierto. Yo esperaba del Consejo de Ministros que se celebró en Barcelona un anuncio importante y que se trataran asuntos que afectan a la ciudad en materia de infraestructuras, inversiones, equipamientos o transporte. Nada de eso sucedió.

¿Cómo se define usted?

Como un político amante del servicio público.

¿Unas palabras para la posteridad?

Europa, Europa y Europa.