Más allá de su genial labor como diseñadora de moda y como revolucionaria de las tendencias estéticas, existe un aspecto cuya importancia es indiscutible y que le relaciona directamente con el desarrollo de las vanguardias del siglo XX. No sólo fue mecenas, sino también musa y, lo que es más importante aún, se convirtió en un personaje clave para cambiar lo formalmente establecido hasta entonces.