Sinopsis oficial
En la guerra de las drogas no hay reglas, y como los cárteles han comenzado a traficar con terroristas a través de la frontera con Estados Unidos, el agente federal Matt Graver llama al misterioso Alejandro, cuya familia fue asesinada por un capo del cártel, con el objetivo de intensificar la guerra de una manera perversa. Alejandro secuestra a la hija del capo del cártel para avivar el conflicto, pero cuando la niña es vista como un daño colateral, su destino se interpone entre los dos hombres mientras se cuestionan todo por lo que están luchando.
La crítica -
Por J.M.S.
Secuela de la magnífica Sicario (Denis Villeneuve, 2015), vuelve a contar con el mismo guionista, Taylor Sheridan, pero ha cambiado de director que es ahora el italiano Stefano Sollima, quien debuta en el cine americano con un asunto que domina, puesto que abordó temas de la Mafia, en el filme Suburra y en la serie televisiva Gomorra.
Dos personajes que ya conocimos en la película anterior el agente federal Matt Grover y el misterioso asesino Alejandro deben tomar las riendas de la lucha contra uno de los principales cárteles de la droga tras sospechar las autoridades estadounidenses que ahora tienen conexiones con terroristas yihadistas, a los que ayudan a pasar la frontera ilegalmente.
Los actores Josh Brolin y Benicio del Toro repiten en un guión que sin ser tan perfecto como el de su antecesora está muy de actualidad. Como en la primera película de este thriller asombran las impresionantes escenas de acción rodadas con una gran maestría técnica, pero realmente el estilo de Sollima se percibe en la crudeza de las secuencias donde la violencia llega a niveles altísimos, algo más habitual en el cine europeo que en el estadounidense. Igualmente, se vuelven a incidir en la idea que palpábamos en la primera “entrega” de Sicario: la dificultad de luchar dentro de la legalidad contra un enemigo sin escrúpulos.