Sinopsis oficial
Rafi llega a casa de Fali con la maleta a cuestas porque su mujer le ha echado de casa. No es la primera vez que esto sucede, aunque en esta ocasión todo será diferente, ya que el lío en el que se ha metido Rafi esta vez… es de los gordos. A Fali le gustaría ayudar a su compadre, pero tiene mucha prisa: mañana será la Primera Comunión de su hijo y lo único que tiene que hacer como padre es llevar el traje del niño a la finca donde se celebrará el evento.
Durante las siguientes veinticuatro horas, y con la cuenta atrás del reloj acechándoles, los compadres conseguirán salir de varios embrollos para meterse en nuevos enredos.
En sus andanzas, los compadres nos mostrarán su particular y sinvergüenza visión de la vida, la del más extremo y desenfado caradura.
La crítica -
Por J.M.S.
El dúo humorístico Los Compadres, formado por Alfonso Sánchez y Alberto López, atacan de nuevo en un proyecto personal: El mundo es suyo, que enlaza más en el título que en el contenido con su anterior comedia: El mundo es nuestro, un proyecto que salió adelante gracias al crowdfunding o, lo que es lo mismo, financiación colectiva realizada normalmente mediante donaciones on line.
En esta ocasión, dos golfos que viven en un ambiente por encima de sus posibilidades intentan hacerse ricos mediante triquiñuelas que no acaban de salirles bien. Lo mejor de esta propuesta es ver en acción a Alberto López y Alfonso Sánchez, éste último ejerciendo también de director, que dan a diestra y siniestra a todos los estamentos sociales con el único objetivo de hacer reir. Como se imaginarán algunos gags son graciosos y otros son propios de comedia gamberra y desbarran.
Se echa de menos la frescura de la primera película, que tenía como principal defecto que no “se oía” en algunas secuencias debido a la grabación con sonido directo, mientras que aquí la producción está más cuidada en los aspectos técnicos, pero no es tan divertida como su antecesora.
A pesar de eso, Sánchez y López, amigos y muy cómplices cuando actúan juntos, tienen tanta vis cómica como simpatía, lo pudieron apreciar los millones de espectadores que vieron Ocho apellidos vascos y su secuela.